El panorama político en Francia está en efervescencia tras el sorpresivo anuncio de elecciones anticipadas por parte del presidente Emmanuel Macron y el reciente triunfo de la extrema derecha de Marine Le Pen en las elecciones europeas. Esta inesperada decisión de Macron ha dejado a la nación en estado de conmoción, incluyendo a muchos dentro de su círculo cercano. Ante esta situación, los preparativos para una campaña electoral exprés ya han comenzado. El interrogante que se cierne es si finalmente, tras numerosos intentos fallidos, la formación ultra se impondrá en esta ocasión.
Paralelamente, la izquierda francesa está inmersa en intensas discusiones sobre posibles alianzas electorales. Las elecciones se celebrarán en dos rondas, el 30 de junio y el 7 de julio, para elegir los 577 diputados que componen la Asamblea Nacional. La fecha límite para presentar candidatos es el 16 de junio. En la actualidad, el bloque macronista cuenta con la mayor cantidad de diputados, 250, pero no alcanza la mayoría absoluta. Por su parte, el Reagrupamiento Nacional (RN) de Le Pen tiene 88.
La izquierda francesa se debate entre presentarse bajo una marca conjunta como lo hizo en 2022 bajo el nombre de Nueva Unión Progresista Ecologista y Social (NUPES), que reúne a distintas sensibilidades de la izquierda, desde socialdemócratas europeístas hasta euroescépticos. Sin embargo, las diferencias de opiniones sobre temas como las guerras en Ucrania y Oriente Próximo y el personalismo de Jean-Luc Mélenchon, líder de La Francia Insumisa (LFI), han envenenado la relación con el Partido Socialista.
Mélenchon aboga por una unión «urgente, fuerte, clara». Algunos incluso proponen un «frente popular», al que los sindicatos deberían unirse con el objetivo de construir un muro de izquierdas frente al RN. En un comunicado, LFI defiende la reducción de la edad de jubilación de 64 a 60 años y el rechazo a la escalada bélica en Ucrania. Sin embargo, estas propuestas pueden generar tensiones con el PS, que tras las elecciones europeas se siente fortalecido.
Mientras tanto, los macronistas buscan otro tipo de unión: el frente republicano, es decir, la unión de las fuerzas que van desde el PS hasta la derecha moderada de Los Republicanos para frenar a la extrema derecha. Esto excluiría a los seguidores de Mélenchon y Le Pen. En este sentido, Macron ha manifestado su confianza en el pueblo francés durante una visita a Oradour-sur-Glane, un pueblo que fue martirizado por la Alemania nazi durante la Segunda Guerra Mundial.
Macron confía en su capacidad de convicción y en que las elecciones legislativas son distintas a las europeas, ya que muchos electores las utilizan para emitir un voto de sanción contra el Gobierno. Sin embargo, esta confianza no es compartida por todos en su entorno. Según la cadena BFM-TV, el primer ministro, Gabriel Attal, intentó persuadir a Macron de que aceptara su dimisión en lugar de disolver la Asamblea Nacional, pero no tuvo éxito.
Finalmente, tres escenarios se perfilan para después de las elecciones. Una posibilidad es que la mayoría macronista, o en coalición con la derecha moderada, le permita continuar en el poder. Otro escenario es una Asamblea Nacional sin ningún partido dominante, lo que requeriría la formación de coaliciones de Gobierno, algo que está alejado de la cultura política francesa. El tercer escenario contempla que el RN sea la principal fuerza y el futuro primer ministro surja de este grupo. En este caso, Jordan Bardella, mano derecha de Le Pen y candidato triunfante en las elecciones europeas, es el candidato natural para el cargo.