Bélgica inicia el proceso de formación de un nuevo gobierno | Internacional

Bélgica comienza las quinielas para formar nuevo Gobierno | Internacional

El panorama político de Bélgica se agita tras las recientes elecciones, que han desencadenado el bien conocido -y casi siempre prolongado- proceso de formación de gobierno. Tras los resultados de las elecciones federales y regionales del domingo, el rey Felipe comenzó a recibir a los líderes de los partidos más votados, tras aceptar formalmente la dimisión del primer ministro liberal, Alexander De Croo, quien, sin embargo, continuará en funciones por el momento.

Bélgica está inmersa en su ‘lasaña institucional’, una metáfora que ilustra la complejidad y multiplicidad de sus capas institucionales y de partidos políticos. El país ha experimentado un giro generalizado hacia la derecha que, sin embargo, no ha resultado en el temido sorpasso ultra. Los separatistas de extrema derecha flamencos del Vlaams Belang no han logrado su objetivo de convertirse en la principal fuerza política del país, un desenlace que también estaba pronosticado en las encuestas.

La formación de un nuevo gobierno federal no será (como nunca lo es) una tarea sencilla. Las invitaciones emitidas por la casa real belga, ordenadas en función del número de escaños obtenidos, son un indicador de las posibles combinaciones para formar un gobierno. En Bélgica, este proceso suele ser bastante lento, ya que el país ostenta el récord mundial de días sin gobierno, 541, entre 2010 y 2011.

El líder del partido nacionalista flamenco N-VA, Bart de Wever, que ha logrado mantenerse como la principal fuerza en Flandes y obtuvo el mayor número de escaños, 24, en el Parlamento federal, fue el primero en ser recibido por el rey Felipe. De Wever, que recientemente ha moderado su lenguaje, no ha ocultado su deseo de convertirse en primer ministro.

La formación de centroderecha MR, liderada por Jean-Louis Bouchez, ha dado la mayor sorpresa al ser la más votada tanto en Valonia como en la región de Bruselas capital. Esto le otorgará una gran influencia a la hora de formar gobiernos tanto regionales como federal, especialmente debido al cordón sanitario que excluye al ultra Vlaams Belang.

Previamente, el monarca había recibido y aceptado la dimisión formal de De Croo, quien la víspera reconoció, entre lágrimas, el fracaso en las urnas de su partido, el liberal flamenco Open VLD. Según la prensa belga, la cúpula de la formación flamenca ha presentado su dimisión. Se espera que se conozca al nuevo presidente del partido antes de que termine el verano, según el presidente saliente, Tom Ongena.

De Croo está al frente de una coalición de gobierno de siete partidos que ahora continuará, al menos hasta nuevo aviso, en modo affaires courantes (asuntos corrientes), con funciones limitadas para evitar un vacío de poder y la parálisis del país. Fuentes diplomáticas aseguran que las «obligaciones internacionales» están incluidas en las competencias de un gobierno en funciones, por lo que la dimisión de De Croo no afectará las últimas semanas de la presidencia de turno belga del Consejo de la UE. En este corto pero crucial período, se darán los primeros pasos para perfilar a los nuevos máximos responsables de las instituciones europeas y sus equipos.

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