La sorpresiva victoria de la extrema derecha francesa en las últimas elecciones europeas, junto con la humillante derrota de los seguidores del presidente Emmanuel Macron, han desencadenado una crisis política de consecuencias imprevisibles en Francia. Esta situación ha llevado a Macron a tomar la decisión de disolver la Asamblea Nacional y convocar a elecciones legislativas anticipadas.
Este anuncio dejó atónito al país y a gran parte de los líderes políticos aliados a Macron. Francia ha sido convocada a las urnas para elegir a sus representantes legislativos el próximo 30 de junio en la primera vuelta, y el 7 de julio en la segunda. De esta Asamblea Nacional surgirá el futuro primer ministro y Gobierno de la nación.
Los resultados de las elecciones europeas han provocado un terremoto político en Francia. La victoria del Reagrupamiento Nacional (RN) de Marine Le Pen, que ha obtenido uno de cada tres votos, ha planteado escenarios inquietantes y desconocidos hasta la fecha. Aunque el presidente francés es el encargado de la política internacional, la llegada al poder de un partido reacio a ayudar a Ucrania y con una tradición de vínculos con la Rusia de Vladímir Putin, no pasaría desapercibida.
En la actualidad, los seguidores de Macron constituyen el primer grupo en la Asamblea Nacional. No obstante, desde las elecciones legislativas de 2022, los macronistas han estado gobernando mediante decretos, debido a la falta de una mayoría absoluta. Según algunos sondeos, reforzados por los resultados de las elecciones europeas, la extrema derecha del RN, hoy principal grupo de oposición, podría convertirse en la primera fuerza parlamentaria y optar por elegir a un primer ministro de su color.
En un discurso a la nación, Macron justificó su decisión de disolver el parlamento y convocar a nuevas elecciones. El presidente afirmó que esta decisión es un acto de confianza en el pueblo francés y en su capacidad para tomar la decisión más justa para el país y las futuras generaciones. Macron defendió que no hay nada más democrático que dar la palabra al pueblo soberano, en medio de un desorden que se ha apoderado del debate público y parlamentario en los últimos años. Por su parte, Le Pen aplaudió la decisión de Macron y declaró: “Estamos preparados para ejercer el poder”.
A pesar del impacto de las elecciones europeas en Francia, el resultado no ha sido una sorpresa. El RN, con el joven y prometedor Jordan Bardella como líder, ha obtenido un 32,8% de los votos, casi 10 puntos más que en 2019. Por otro lado, el Renacimiento, los seguidores de Macron encabezados por la eurodiputada Valérie Hayer, ha obtenido menos de la mitad de los votos que la extrema derecha.
Es habitual que en las elecciones europeas los votantes utilicen su voto para sancionar al partido en el poder. De hecho, los seguidores de Le Pen ya ganaron las elecciones europeas de 2014 y 2019. Sin embargo, nunca antes lo habían hecho con un margen tan amplio como ahora. Esto ha hecho saltar todas las alarmas en el Elíseo y ha precipitado la decisión del presidente.
El triunfo del RN marca un gran avance en su ambición de ser considerado un partido fiable y aceptable en el panorama político francés. El resultado acredita que definitivamente ha roto los diques que le mantenían en los márgenes de la centralidad política, y que se ha consolidado como opción preferente en buena parte de las categorías socioeconómicas y demográficas.
La posibilidad de que Francia tenga un primer ministro de un partido que hace unos años vivía en el ostracismo, sería otro paso gigantesco, quizá decisivo. Suena Bardella como primer ministro. Le Pen siempre ha dicho que ella se reservaría para la presidencia.
En el entorno de Macron insisten en que nada está decidido. Descartan situarse en un escenario de cohabitación. Es decir, un presidente Macron, que llegó al poder en 2017 con la bandera del europeísmo y el combate contra el populismo y la extrema derecha, trabajando mano a mano con un primer ministro del RN.
Ahora comienza una campaña en la que estará en juego si, por primera vez desde 1945, Francia tiene un Gobierno con un partido cuyas raíces se sitúan en parte en la Francia colaboracionista, aunque haya renegado de ellas. Algunos destacados macronistas, como el actual ministro de Exteriores, Stéphane Séjourné, promueven evitar la victoria de la extrema derecha presentando candidaturas conjuntas de los partidos del arco central, desde el Partido Socialista a la derecha moderada.
El entorno de Macron habla de “audacia” de su jefe para describir la convocatoria de elecciones. Otros, en la oposición, acusan al presidente de temeridad al arriesgarse a llevar a la extrema derecha a las puertas del poder. Macron ha lanzado al país a la campaña más incierta de los tiempos recientes, una campaña cuyo resultado determinará el legado de su presidencia y el rumbo de Francia, y Europa.