La reciente elección europea en Alemania fue ganada por la oposición conservadora de la Unión, una coalición formada por los democristianos de la CDU y su socio bávaro socialcristiano de la CSU, según los datos iniciales del recuento oficial. Esta coalición se llevó el 30,2% de los votos. Sin embargo, la atención se centra en el sorprendente segundo puesto que ha ocupado la formación de ultraderecha Alternativa para Alemania (AfD), con el 15,9% de las papeletas.
Las encuestas previas a la elección anticipaban un empate entre el partido ultra, los socialdemócratas del SPD y los Verdes. No obstante, los datos provisionales muestran a estos últimos dos partidos varios puntos por debajo, con el SPD obteniendo el 13,9% y los Verdes el 11,9% de los votos.
Estos resultados han provocado reacciones en la oposición conservadora, quienes han desafiado al canciller Olaf Scholz a someterse a una cuestión de confianza en el Parlamento debido a los resultados desfavorables de su partido y de sus socios de Gobierno.
El desempeño electoral de AfD tendrá un impacto significativo en el panorama político alemán. En otoño, Alemania enfrentará tres elecciones regionales cruciales en el este, donde AfD podría obtener una victoria aplastante. Las encuestas actuales les otorgan alrededor del 30% de los votos tanto en Turingia, Brandeburgo y Sajonia, lo que complicaría el mantenimiento del cordón sanitario que el resto de los partidos han estado aplicando a esta formación.
En el análisis de estos comicios desde una perspectiva nacional, también resalta el desempeño de la coalición de Gobierno. Esta coalición, formada por socialdemócratas, verdes y liberales, se ha dejado casi 11 puntos respecto a los últimos comicios europeos celebrados en 2019. Con las próximas elecciones federales a poco más de un año de distancia, los ciudadanos han enviado un mensaje fuerte a Scholz y a sus socios.
Los liberales del FDP, el tercer socio del Gobierno de Scholz, obtuvieron el 4,9% de los votos, mientras que Die Linke (La Izquierda) obtuvo un 2,7%. Sin embargo, la nueva formación populista de la antigua líder de Die Linke, Sahra Wagenknecht, obtuvo el 5,7% de los votos, superando no solo a sus antiguos socios sino también a los liberales.
Alemania ha votado este domingo a sus representantes en Europa, aportando 96 eurodiputados de los 720 totales al ser el país más poblado de la Unión. La principal incógnita era qué resultado obtendría AfD. Hasta hace dos días, el segundo puesto parecía estar extremadamente reñido, con un triple empate en el 14%, según la última encuesta de la televisión pública ZDF.
A pesar de que los ultras alemanes han llegado a recoger más de un 20% de la intención de voto, su resultado supone un gran éxito para un partido que en los últimos meses se ha visto acosado por escándalos relacionados con acusaciones de espionaje y corrupción.
AfD también se enfrenta al aislamiento en Europa después de ser expulsado del grupo derechista Identidad y Democracia (ID), liderado por la francesa Marine Le Pen. Esta expulsión fue en respuesta a una entrevista de su candidato, Maximilian Krah, en la que afirmó que no todos los miembros de las SS de Adolf Hitler fueron criminales.
Además de Alemania, en Austria también se ha visto un avance de la ultraderecha. Según los resultados provisionales, el ultraderechista Partido de la Libertad (FPÖ) ha logrado un 25,5% de los votos en las elecciones europeas, un aumento de 8,3 puntos porcentuales con respecto a hace cinco años. Esta es la primera vez que la ultraderecha austriaca se sitúa por delante del resto de partidos a nivel nacional.
Los democristianos del ÖVP, que lideran el actual Gobierno junto con Los Verdes, han sufrido un gran retroceso de cerca de 10 puntos porcentuales y con un 24,7% quedan en segundo lugar, detrás de los socialdemócratas (SPÖ), que obtuvieron un 23,3%.