China ya está probando el motor cuántico de autonomía ilimitada: Deja atrás los eléctricos, híbridos, de combustión y de hidrógeno.

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El misterioso mundo cuántico, usualmente entendido como una herramienta para desarrollar tramas cinematográficas como en el caso de Ant-Man, se está convirtiendo en una realidad más tangible y menos ficticia. En China, el primer motor cuántico que promete autonomía ilimitada está siendo probado, un desarrollo que podría superar cualquier tipo de tecnología de propulsión conocida hasta la fecha, incluyendo vehículos de combustión, híbridos, eléctricos y de hidrógeno.

El mundo cuántico se refiere al microcosmos que se rige por reglas diferentes a las que estamos acostumbrados en nuestro día a día. Las partículas que componen la materia que nos rodea, como los coches, las casas y nosotros mismos, están compuestas por pequeñas partículas llamadas átomos. Sin embargo, a una escala aún más pequeña, los componentes de estos átomos, como los electrones, se comportan de manera peculiar, un comportamiento que no puede ser definido por las leyes físicas actuales. Aquí es donde entra la física cuántica.

En el diminuto mundo cuántico, las partículas pueden estar en diferentes lugares al mismo tiempo, comunicarse instantáneamente a distancias enormes y realizar hazañas que desafían lo que hasta ahora hemos conocido de la materia. Este revolucionario mundo cuántico abre la puerta a nuevas tecnologías y aplicaciones, desde ordenadores ultrarrápidos que pueden resolver problemas imposibles para los dispositivos actuales, hasta comunicaciones ultraseguras que ningún hacker podría interceptar. Ahora, parece que también podría transformar la forma en que nos movemos, gracias al desarrollo de motores cuánticos como el que están investigando en China.

Este motor cuántico se basa en un fenómeno llamado entrelazamiento cuántico. Imagina que tienes dos partículas que están conectadas de tal manera que, sin importar la distancia que las separe, lo que le sucede a una afecta instantáneamente a la otra. Los científicos chinos han logrado utilizar este entrelazamiento cuántico como una especie de «combustible» para su motor. Han creado un sistema en el que 40 iones de calcio están entrelazados y atrapados en un campo magnético. Luego, utilizando pulsos de láser, hacen que estos iones vibren y generen energía.

Lo más sorprendente es que, gracias al entrelazamiento cuántico, este motor puede alcanzar eficiencias de conversión de energía que superan los límites establecidos por las leyes de la termodinámica clásica. En otras palabras, puede aprovechar la energía de una manera mucho más eficiente que cualquier motor convencional.

Este motor cuántico ofrece un potencial enorme en términos de eficiencia energética y autonomía. A diferencia de los motores de combustión interna, que están limitados por la cantidad de energía que pueden extraer del combustible, o de los motores eléctricos, que dependen de la capacidad de sus baterías, un motor cuántico podría aprovechar al máximo cada fotón de energía y funcionar durante períodos mucho más largos sin necesidad de repostar o recargar. Imagina un coche que pueda recorrer miles de kilómetros con una sola carga de «combustible cuántico», o dispositivos electrónicos que puedan funcionar durante semanas o incluso meses sin necesidad de enchufarse a la corriente.

Es importante tener en cuenta que esta tecnología todavía está en una fase muy temprana de desarrollo. Los más de 10.000 experimentos realizados hasta ahora han sido a una escala microscópica, y aún queda un largo camino por recorrer antes de que podamos ver motores cuánticos en nuestros vehículos o dispositivos cotidianos. Los científicos chinos ya están trabajando en el próximo paso, que es aumentar la masa de los iones utilizados en el motor sin comprometer la estabilidad del entrelazamiento cuántico.

Algunas estimaciones sugieren que podrían pasar décadas antes de que veamos motores cuánticos en nuestros coches o dispositivos. Sin embargo, el ritmo de los avances en la investigación cuántica se ha acelerado en los últimos años, por lo que no sería sorprendente ver aplicaciones concretas en un plazo de 10 a 20 años. Este futuro prometedor nos hace reflexionar sobre lo efímera que podría ser la realidad de los coches eléctricos e incluso la de los coches de hidrógeno. Puede que en tan solo 10 ó 20 años estemos pensando ya en esa nueva generación de motores que deje en ridículo cualquier avance realizado hasta ahora.

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