En un vibrante y emocionante partido de baloncesto, el equipo del Ramiro de Maeztu soñaba con ascender a la Liga Endesa, la cima del baloncesto español. Sin embargo, fueron completamente superados por un imparable equipo de Lleida que demostró una defensa implacable y contó con el apoyo constante de su afición.
El escenario del enfrentamiento fue el Madrid Arena, que se llenó de energía y emoción con el enfrentamiento de estas dos poderosas escuadras. Los Estudiantes comenzaron el juego con nerviosismo, quizás debido a la magnitud de la oportunidad que tenían ante sí: después de tres temporadas en la LEB Oro, estaban a un paso de subir a la categoría más alta del baloncesto español.
El entrenador de los Estudiantes, Pedro Rivero, vio cómo su equipo comenzaba el partido con un parcial de 0-11 en contra. A pesar de los esfuerzos de Larsen en el poste bajo, el balón simplemente no entraba. La desesperación aumentó cuando Kuath anotó un mate, llevando el marcador a 0-14 y obligando a Rivero a pedir un tiempo muerto. La primera canasta de los Estudiantes llegó gracias a un tiro libre de Ferrando, a falta de cinco minutos para el final del primer cuarto.
El segundo cuarto no fue diferente. Kuath, con sus bloqueos, y Hansbrouck con sus triples, alejaban cada vez más a los Estudiantes, que se fueron al descanso con un desalentador 21-52 en el marcador.
La segunda mitad del partido vio un breve resurgimiento de los Estudiantes. Dos triples de Leimanis animaron al Madrid Arena, pero Kuath era incontenible bajo el aro. A pesar de los esfuerzos de Johnny Dee, el mejor jugador de los Estudiantes, la distancia era simplemente demasiado grande (48-72) y el tiempo se agotaba.
El equipo de Gerard Encuentra, arquitecto del ascenso de este Lleida, mantuvo su sólida defensa y no permitió que los Estudiantes se acercaran demasiado. Al final del partido, los seguidores de Lleida estallaron de alegría, gritando «Somos ACB«.
Para los Estudiantes, el desenlace del partido fue desolador. Las lágrimas de los jugadores reflejaban el sentimiento de una afición que tendrá que seguir esperando su oportunidad de ascenso.
«No quiero valorar el partido«, dijo un abatido Rivero después del encuentro. «Hay doce chicos llorando en el vestuario. Ha sido el peor partido en el peor momento».
Kuath, la gran figura de la final, destacó la intensidad y agresividad de su equipo durante el encuentro. El entrenador Encuentra, antes de ser interrumpido por la celebración y el baño de champagne de sus jugadores, dijo: «Han hecho un trabajo excepcional. Seguro que lo van a recordar el resto de sus vidas».
En definitiva, aunque los Estudiantes no lograron su objetivo, el equipo de Lleida demostró ser un digno campeón. Con su intensidad, agresividad y defensa sólida, demostraron por qué merecen su lugar en la Liga Endesa.