La batalla entre Israel y Hezbolá se intensifica debido a las muertes de civiles | Internacional

EL PAÍS

El 28 de febrero del año en curso, la tranquilidad de la pequeña aldea de Kafra, ubicada en el sur de Líbano, fue interrumpida por el ensordecedor estruendo de un misil lanzado por la aviación militar israelí. El objetivo del ataque, una vivienda particular, quedó reducido a escombros. Mohamed Hussein Hamdan fue testigo de la terrible escena, sin saber que los residentes de la casa bombardeada eran sus propios padres.

Hussein Ali Hamdan y Manar Ahmed Abadi, ambos octogenarios, se habían trasladado a Beirut, la capital del país, huyendo del fuego cruzado entre Israel y el grupo militante Hezbolá, que amenaza con degenerar en una guerra abierta. Sin embargo, decidieron regresar a su hogar en Kafra para recoger un documento de propiedad necesario para llevar a cabo un litigio contra un arrendatario moroso. Esa decisión les costó la vida.

El ejército israelí, en un comunicado oficial, justificó el ataque alegando que sus cazabombarderos habían golpeado instalaciones militares e infraestructura terrorista de Hezbolá. Este término, «infraestructura terrorista», se utiliza para etiquetar a aquellos inmuebles que Israel sospecha que están ocupados por milicianos.

Mohamed Hussein Hamdan, quien se encontraba a unos 200 metros de distancia de la casa de sus padres en el momento del ataque, recuerda la devastación y la impotencia que sintió al enterarse de la muerte de sus padres. Aunque él y su esposa se habían establecido en Rusia, en 2017 decidieron regresar a Kafra y mudarse a la casa de sus padres, donde solían disfrutar de momentos familiares con sus nietos. Sin embargo, en 2023 decidieron mudarse a otro lugar, debido a la avanzada edad de sus padres y a la situación de conflicto en la región.

El conflicto entre Israel y Hezbolá se ha intensificado recientemente, con ataques casi diarios que han forzado a miles de personas a desplazarse en busca de seguridad. Kafra, un feudo de la milicia Hezbolá a apenas ocho kilómetros de Israel, es uno de los lugares más afectados por el conflicto.

Mohamed, a pesar de la terrible pérdida de sus padres, se mantiene firme en su odio hacia Israel y Estados Unidos, a los que responsabiliza por la muerte de sus padres. También se mantiene orgulloso de su ideología y está determinado a no abandonar su tierra.

La situación en Líbano es muy distinta a la que se vive en Gaza, donde los bombardeos de Israel han matado a miles de personas y han destruido numerosas viviendas. En Líbano, a pesar de los ataques, el número de civiles muertos es significativamente menor.

El papel de Hezbolá en el conflicto es un tema de debate en Líbano. Para algunos, es una maldición que ha traído muerte y destrucción a la región. Para otros, es un orgullo y una especie de seguro contra la invasión y el enfrentamiento con Israel. Los seguidores de Hezbolá ven a la milicia como la única defensa contra la ocupación israelí y están dispuestos a luchar por su tierra.

A pesar de la amenaza constante de violencia y la pérdida de sus seres queridos, muchos libaneses se mantienen firmes en su determinación de permanecer en su tierra y resistir la ocupación israelí. Aunque la situación en la región es incierta y el futuro es incierto, la determinación y la resistencia de la gente de Líbano son indudablemente fuertes.

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