El viernes pasado, la Primera Ministra danesa, Mette Frederiksen, fue atacada en la capital danesa, Copenhague. Como resultado de ese ataque, la líder del gobierno danés sufrió un «esguince cervical leve«, según informó su oficina. Este incidente, además de afectar físicamente a la Primera Ministra, ha causado la anulación de sus compromisos previstos para el sábado.
La agresión fue perpetrada por un hombre que, tras el incidente, fue arrestado y llevado a juicio. Durante la audiencia, el hombre, un ciudadano polaco de 39 años actualmente residente en Dinamarca, fue impuesto con una «prisión preventiva» hasta el 20 de junio. Las autoridades judiciales le imputaron el cargo de agresión contra un funcionario público, alegando que el hombre estaba claramente bajo la influencia del alcohol y otras drogas durante el incidente.
Tras el ataque, Frederiksen fue trasladada al Rigshospitalet para un examen médico. En la evaluación, los médicos diagnosticaron un «leve esguince cervical» a la Primera Ministra. En respuesta a la situación, Frederiksen publicó un mensaje en su cuenta de Instagram asegurando que, aunque estaba «conmocionada y triste» por el incidente, se encontraba bien de salud y ahora necesitaba «paz y tranquilidad».
El incidente ocurrió en un momento político crucial para Dinamarca, apenas dos días antes de las elecciones a la Unión Europea. En este contexto, el ataque a la Primera Ministra danesa ha generado una fuerte condena a nivel internacional y ha sacudido las bases de la política danesa y europea.
Entre quienes condenaron el incidente se encuentran varios líderes de la Unión Europea, quienes lo calificaron como un acto de violencia intolerable y un ataque al corazón de los valores democráticos. Este incidente ocurre apenas tres semanas después de que el Primer Ministro de Eslovaquia, Robert Fico, resultara gravemente herido en un intento de asesinato.
Giorgia Meloni, la Primera Ministra italiana, se pronunció sobre el incidente en la red social X, declarando que «el atentado contra la Primera Ministra danesa, Mette Frederiksen, es un acto de violencia intolerable que representa un ataque al corazón de los valores democráticos». Además, la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, también condenó el acto a través de la misma red social, escribiendo que estaba conmocionada por la noticia y que condenaba este acto despreciable que va en contra de todo lo que se cree y por lo que se lucha en Europa.
Durante el interrogatorio celebrado tras el incidente, el agresor, que necesitó un intérprete, mostró su simpatía por Frederiksen y aseguró que era una «muy buena» primera ministra. Aunque admitió haber reconocido a Frederiksen durante el incidente, negó haberla golpeado y dijo no recordar mucho de lo ocurrido.
En cuanto a las motivaciones detrás del ataque, la Policía danesa señaló que, por el momento, su hipótesis principal no es que fuera un acto con motivación política. Sin embargo, no han realizado más comentarios sobre el caso, lo que significa que la investigación del incidente sigue en curso. Con la Primera Ministra en recuperación y el país en shock, Dinamarca y Europa esperan respuestas y justicia tras este incidente perturbador.