El poder en Europa se desplaza al Este junto con las élites: Elecciones Europeas 2024 | Noticias

EL PAÍS

Es difícil no sentir una sensación de grandeza y de historia en un lugar como el Colegio de Europa, ubicado en un palacete del siglo XVIII en un bosque al sur de Varsovia. Este lugar, que alguna vez albergó a reyes polacos y jerarcas comunistas, ahora es el hogar de una nueva generación de líderes.

El Colegio de Europa es una institución de educación superior que se especializa en asuntos europeos, preparando a los futuros líderes y altos funcionarios de la Unión Europea. Se trata de un oasis de conocimiento y fe europeísta, cuyos alumnos, muchos de los cuales podrían un día liderar las instituciones europeas, se preparan lejos del ruido de la lucha política.

Uno de los estudiantes, Polina Gorelina, una joven ucraniana, se muestra humilde al hablar sobre su posible futuro como líder de la Unión Europea. «Todos podríamos serlo, pero no sería muy humilde decir: ‘Claro, seré un líder de la Unión Europea», dice. Algunos estudiantes ven su futuro en Bruselas; otros, en sus países de origen.

El tunecino Feres Oueslati apunta: «También creo que no todo el mundo quiere ser un líder». Y es que no todos los alumnos son europeos, demostrando que el Colegio de Europa es un lugar donde se unen diferentes culturas y perspectivas.

Francia tiene la ENA, la Escuela Nacional de Administración, que ha producido presidentes, primeros ministros y altos funcionarios extremadamente competentes. Reino Unido tiene Eton, Oxford, Cambridge. Y la UE, tiene el Colegio de Europa, fundado tras la Segunda Guerra Mundial en la ciudad belga de Brujas y, desde principios de los años 90, con otro campus en el magnífico entorno del bosque y el palacete de Natolin.

Ewa Osniecka-Tamecka, vicerrectora del Colegio de Europa en Natolin, explica cómo el colegio fue creado para unir a jóvenes de diferentes naciones bajo un mismo techo para buscar soluciones para su generación.

Pero Europa cambia, y sus élites también. El centro de gravedad se aleja de la vieja Europa. Y es Natolin, a 250 kilómetros de la nueva Europa en guerra, la fábrica de quienes liderarán en unos años la UE. Europa ya se ha ampliado aquí.

El término «élite» puede tener connotaciones negativas y alimentar teorías de la conspiración y discursos populistas. Sin embargo, un aparato político-administrativo como la UE necesita de un conocimiento preciso y especializado que se adquiere en lugares como el Colegio de Europa.

Hans Kundnani, investigador invitado del Institute Remarque en la Universidad de Nueva York, sostiene que la UE es un proyecto de élite. También sugiere que muchos de los europeístas más convencidos suelen tener familiares de varias nacionalidades europeas.

La vicerrectora Osniecka-Tamecka resume así su idea de Europa: «Europa fue capaz de crear, a través de la UE, mercados económicos exitosos, un orden legal meticuloso y una estructura política inclusiva. Es algo de lo que enorgullecerse».

Pero la UE no se ve igual en todas partes. En Natolin, por su ubicación geográfica y contexto político, la visión de la UE puede ser diferente a la de Brujas. Los estudiantes de países como Georgia o Ucrania, por ejemplo, pueden asociar la UE con la supervivencia de sus países.

Rodica Crudu, secretaria de Estado para la integración europea en Moldavia, dice: “Vivo en un país con guerra en la frontera, y la prioridad es la seguridad. Si se mira bien, ¿quién supo mantener la seguridad durante años? La UE se creó para mantener la paz en el continente y lo logró”.

La estudiante georgiana Natela Gigatadze define así su UE: “Es la libertad de ser quien eres, en el caso de Georgia una nación independiente y soberana”.

El estudiante español Álvaro Rodríguez añade: “Venir aquí es un cambio de mentalidad”. En el Colegio de Europa se vive y se respira la diversidad y la unión europea, una experiencia que puede cambiar a los estudiantes y prepararlos para ser los futuros líderes de la Unión Europea.

La formación que reciben aquí es única y vital para mantener y mejorar la Unión Europea. Aunque el término «élite» pueda tener connotaciones negativas, es innegable que se necesita gente con conocimientos y habilidades especializadas para liderar y administrar la Unión Europea. Y el Colegio de Europa es un lugar donde se crean estos líderes, preparándolos para asumir los retos y desafíos de la Europa del futuro.

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