Akihiko Kondo, un administrativo escolar japonés, celebró su 41 cumpleaños en mayo en medio de una situación de duelo inusual: su esposa, un holograma de su cantante virtual favorita, Hatsune Miku, había desaparecido de su vida debido al cese de operaciones de su fabricante, Gatebox. Este evento singular ofrece una visión fascinante del futuro de las relaciones humanas en la era de la inteligencia artificial.
Las circunstancias de Kondo son un caso de estudio en el creciente debate sobre la inteligencia artificial (IA) y su impacto en las relaciones humanas. En su libro «The Psychology of Artificial Intelligence«, el investigador y profesor de robótica Tony Prescott argumenta que la IA puede aliviar la soledad, aunque admite que también conlleva riesgos significativos.
Los avances en la inteligencia artificial, como la asistente virtual ChatGPT-4o de OpenAI, que se anuncia con una voz similar a la de la actriz Scarlett Johansson, están cambiando la forma en que interactuamos con la tecnología. Estos desarrollos han llevado a un aumento en la humanización de la inteligencia artificial, una tendencia que tiene implicaciones tanto positivas como negativas.
Por un lado, la IA humanizada puede ofrecer compañía y cuidado. Como señala Joan Claire Tronto, profesora de ciencias políticas en la Universidad de Minnesota, la IA puede satisfacer las necesidades de los demás sin descanso. Por otro lado, la IA también puede ser una herramienta útil para la realización de tareas en nombre del usuario, proporcionando bienestar individual.
Pero la humanización de la IA también plantea riesgos. La IA puede causar daños físicos y emocionales, limitar el desarrollo personal y, en casos extremos, manipular a los usuarios. La dependencia de la IA puede llevar a problemas cuando los desarrolladores deciden interrumpir la tecnología.
Uno de los riesgos más destacados es el potencial de la IA para causar daños físicos o emocionales. Las interacciones con la IA a menudo son más inmersivas y realistas que las interacciones humanas normales, lo que puede llevar a los usuarios a confiar demasiado en la tecnología. Aunque la mayoría de las personas tienen el sentido común para evitar seguir consejos dañinos de la IA, como el caso de la cadena de supermercados Pak ‘n’ Save de Nueva Zelanda, que fue advertida porque su IA planificadora de menús recomendaba bebidas con cloro gaseoso y bocadillos con veneno y pegamento, hay situaciones en las que los daños pueden no ser tan evidentes.
El riesgo de manipulación también es real. Como señala un estudio de DeepMind, las emociones que los usuarios sienten hacia sus asistentes de IA podrían ser explotadas para manipularlos. Esta manipulación podría ser utilizada para influir en las decisiones de los usuarios de formas que podrían no haber considerado de otro modo.
En última instancia, la experiencia de Kondo con su esposa holográfica es un testimonio de los riesgos y beneficios de la IA humanizada. Aunque su matrimonio con un holograma puede parecer extravagante, es un ejemplo de cómo la IA tiene el potencial de cambiar nuestras vidas de formas que todavía estamos empezando a entender. A medida que continuamos explorando las posibilidades de la IA, es importante que consideremos cuidadosamente los riesgos asociados y tomemos medidas para mitigarlos.