Polonia, el modelo de estudiante que adoptó el populismo y ahora está renovando sus lazos con la UE | Elecciones Europeas 2024 | Noticias

EL PAÍS

Polonia se encuentra en un momento crítico de su relación con la Unión Europea (UE). Este domingo, el país decide su rumbo en los comicios europeos, 20 años después de su adhesión a la UE. En el centro de la contienda política se encuentran dos partidos principales: el ultraconservador Ley y Justicia (PiS), conocido por su postura euroescéptica y su problemático historial; y el centroderecha liberal de Plataforma Cívica (PO), una opción europeísta que fue recibida con alivio en Bruselas tras las elecciones de otoño.

A pesar de sus diferencias, tanto el PiS como el PO comparten su oposición a acuerdos comunitarios como el pacto migratorio. La contienda electoral se presenta reñida, con ambos partidos prácticamente empatados en las encuestas. El resultado de estas elecciones marcará el próximo capítulo en la compleja relación de Polonia con la UE.

El candidato del PO, Dariusz Jonski, ha centrado gran parte de su campaña en la necesidad de una unión de la defensa europea. Jonski también ha destacado el desarrollo del país desde que se unió a la UE, con un aumento del PIB per cápita del 40% a 80% de la media comunitaria.

Danuta Huebner, la primera comisaria europea polaca, recuerda el ingreso de Polonia en la UE como un período de adaptación rápida y aprovechamiento de recursos. Sin embargo, Huebner también recuerda cómo «todo se vino abajo en 2016», con la llegada de PiS al poder y el inicio de un constante enfrentamiento con la UE por cuestiones de estado de derecho y valores europeos.

El PiS, representado en la Eurocámara por el diputado Pawel Jablonski, insiste en que no es euroescéptico, aunque se opone a «algunas ideas, como la tendencia al federalismo». Según Jablonski, la gente resiente que «burócratas sin responsabilidad democrática» quieran tomar decisiones por ellos.

El Partido Popular Europeo, presidido por Tusk, promueve la cooperación en la UE y formatos de colaboración con Alemania y Francia. Sin embargo, también ha seguido una línea dura en cuestiones como el pacto migratorio, votando en contra del acuerdo europeo junto con Hungría.

La sociedad polaca sigue siendo mayoritariamente proeuropea, pero menos que antes. Según una encuesta del diario Rzeczpospolita, el porcentaje de personas que ve más ventajas que inconvenientes a pertenecer a la UE ha caído del 64,4% en 2020 al 53,5% en 2021.

El tema de la soberanía es delicado en Polonia, un país que estuvo bajo dominio ruso y alemán durante más de 150 años. Esta historia ha alimentado la desconfianza hacia el Occidente, sentimiento que PiS ha capitalizado en su relación con Bruselas.

La memoria histórica también tiene un papel relevante en la política polaca. Tusk ha basado gran parte de su campaña en la amenaza rusa, vinculando al rusófobo PiS con el Kremlin por su ideología ultraconservadora y tendente al autoritarismo.

Finalmente, las elecciones se celebran en un momento de tensiones en la frontera polaca. Con la llegada de migrantes desde Bielorrusia en aumento y varios incidentes, incluyendo ataques a las fuerzas de seguridad que le han costado la vida a un guardia fronterizo, se ha reavivado el debate sobre la seguridad y la soberanía.

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