En las últimas horas, Rusia ha lanzado un ataque contra el territorio ucraniano, desplegando cinco misiles de crucero y un total de 53 drones suicidas iraníes Shahed. Este último informe proporcionado por la Fuerza Aérea de Ucrania el viernes, sin embargo, indica que estas amenazas no lograron alcanzar sus objetivos, ya que los misiles fueron interceptados y 48 de los drones fueron derribados antes de causar daño.
Los misiles fueron lanzados desde bombarderos Tu-95MC, que han sido vistos sobrevolando el espacio aéreo ruso. Estos misiles tenían como objetivo «infraestructuras críticas» ucranianas, según el parte de la Fuerza Aérea. Sin embargo, no proporcionaron detalles adicionales sobre los objetivos específicos.
Los drones, por otro lado, fueron disparados desde la península ocupada de Crimea y desde territorios rusos cercanos a la frontera con Ucrania. Rusia ha estado atacando territorio ucraniano con drones Shahed casi todas las noches. Estos drones son una tecnología relativamente barata adquirida de Irán y son capaces de golpear objetivos a mil kilómetros de distancia.
A pesar de que las defensas ucranianas han destruido la mayor parte de estos drones, los Shahed han servido para dificultar la interceptación de misiles cuando son utilizados en ataques combinados. Esto ha obligado a Ucrania a gastar munición para evitar que los drones kamikaze alcancen sus objetivos. Los fragmentos de los drones interceptados a menudo caen sobre zonas residenciales o infraestructuras, causando daños materiales y la muerte de civiles.
En respuesta a estas acciones recurrentes de Rusia, Ucrania ha comenzado a responder con creciente frecuencia con sus propios ataques con drones contra territorio ruso.
Por otro lado, en la ciudad de Lugansk, controlada por fuerzas rusas desde 2014, se ha producido un ataque de las fuerzas de Kiev. Las autoridades locales informaron que al menos tres personas murieron y 22 resultaron heridas en el derrumbe parcial de un edificio tras el ataque. Según fuentes sanitarias, entre los heridos hay al menos dos menores y muchas personas permanecen aún bajo escombros.
Rodión Miroshnik, el embajador especial ruso para los «crímenes del régimen de Kiev», atribuyó el ataque a «armamento estadounidense». Según Miroshnik, podrían haber sido hasta seis misiles ATACMS los que fueron lanzados sobre Lugansk. En total, el bombardeo dañó una decena de edificios y tiendas, según la agencia TASS.
Estos incidentes continúan agravando las ya tensas relaciones entre Rusia y Ucrania, en un conflicto que ha estado en curso durante años. A pesar de los esfuerzos internacionales para mediar en la disputa, la violencia y la agresión persisten, lo que lleva a un constante estado de incertidumbre y miedo en la región.
A medida que la situación continúa desarrollándose, es crucial que los observadores internacionales mantengan un ojo en los acontecimientos. La escalada de la violencia podría tener serias consecuencias para la estabilidad de la región y, por extensión, para la paz y seguridad global. Los esfuerzos de mediación y diplomacia deben intensificarse para evitar una escalada mayor y buscar una solución pacífica al conflicto.