Europeos en riesgo ante Elecciones Europeas 2024 | Noticias

EL PAÍS

Las recientes elecciones a la Unión Europea (UE) han marcado un punto de inflexión en los casi setenta años de historia de la organización. En un giro inédito, los logros acumulados durante décadas parecen estar en peligro de extinción debido a la irrupción de fuerzas extremistas. El “cuatripartito europeísta”, que se ha mantenido durante mucho tiempo sobre cuatro pilares sólidos -democristianos, socialdemócratas, liberales y verdes- podría resquebrajarse si los partidos ultraconservadores ganan más fuerza.

Sin embargo, a pesar de estos desafíos, la UE ha logrado innovaciones significativas en la integración de un signo federal durante esta última legislatura. La pandemia de COVID-19, la parálisis económica que provocó, la recesión subsiguiente y la invasión de Ucrania, con sus secuelas de crisis energética e inflación, han llevado a una segunda refundación de Europa.

Entre los logros más notables de los últimos años, destacan la creación de una política sanitaria desde cero, el mayor plan de recuperación económica -Next Generation-, la financiación mutualizada mediante eurobonos, la expansión monetaria del Banco Central Europeo, la política de defensa común frente a Rusia y las agendas verde, digital y social. Todo esto ha ocurrido a un ritmo vertiginoso, lo que plantea el temor de que pueda producirse un retroceso debido a un mayor lastre de euroescépticos, negacionistas climáticos, xenófobos y chovinistas políticos.

La necesidad de inversión tras la parálisis pandémica ha llevado a un replanteamiento del presupuesto de la UE y a la creación de una deuda común europea. Durante décadas, la idea de una deuda común fue considerada casi blasfema, pero ahora es vista como una necesidad. Esto ha llevado a un cambio radical en la gobernanza europea, que ha pasado de centrarse en el control de gastos a acelerar la inversión y despertar el gasto productivo.

El contraste entre la política económica austeritaria de la Gran Recesión de 2008-2012 y la del gran relanzamiento de 2020-2024 es innegable. Aunque las secuelas de la Gran Recesión persisten, los beneficios del relanzamiento han ayudado a compensarlas en parte. La recuperación rápida del empleo y los servicios sociales, y la modesta recuperación del poder adquisitivo de los trabajadores y las clases populares, son palpables, aunque aún incompletas.

El club europeo se creó como una gran operación de paz entre los enemigos de la Segunda Guerra Mundial. Sin embargo, la reciente invasión de Ucrania por Rusia ha obligado a la UE a reevaluar su espíritu fundacional. La respuesta unánime de la UE a la agresión rusa ha dado lugar a una serie de paquetes de sanciones sin precedentes, a una ayuda militar antes impensable y a un rediseño de la política energética hacia las energías renovables y la diversificación.

A pesar de estos avances, quedan muchos retos por delante. Uno de los más importantes es el acuerdo sobre la acogida de Ucrania y otros países a la UE. Esto requerirá eliminar la unanimidad en las decisiones, lo que podría implicar que el veto sea de al menos tres países y no de uno solo. Además, la UE debe encontrar un equilibrio entre la afirmación propia y la economía abierta, sin confundir la protección con el proteccionismo. En un mundo cada vez más agresivo, será esencial defender un mundo basado en reglas y mantenerse abiertos a los trabajadores inmigrantes, a los nuevos derechos de nuestras minorías y a los millones de jóvenes con acceso vedado al horizonte.

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