María Luengo, investigadora en Tecnología, afirma: “Es posible despolarizar Europa y luchar contra la animosidad partidista”

EL PAÍS

La polarización de la sociedad, es un fenómeno complejo y multifacético que ha estado en el centro de numerosos debates en los últimos años. Pero, ¿qué significa realmente polarizar? Algunos dirán que es el resultado de los medios de comunicación, como EL PAÍS, mientras que otros, como el presidente Pedro Sánchez, opinan que la culpa recae en «la galaxia digital ultraderechista» y «la máquina del fango». Este fenómeno, que atraviesa nuestra sociedad dejando un rastro de desconfianza y crisis institucionales, es ahora el objeto de un ambicioso proyecto de investigación.

Un amplio equipo de académicos de 35 países ha decidido lanzar un proyecto destinado a analizar la polarización en Europa. Su objetivo es desarrollar un atlas detallado del problema en este continente y buscar formas de desescalar la situación.

La profesora María Luengo, de la Universidad Carlos III, especializada en desinformación y medios, lidera este equipo de más de cien investigadores. Según Luengo, la idea surgió al estudiar el concepto de imparcialidad periodística en el contexto de una sociedad polarizada.

El proyecto se plantea dos metas claras. La primera es definir bien el problema. Los investigadores buscan combatir la polarización radical, aquella que desgarra con odio el tejido social, y no tanto la polarización sana, que fortalece la democracia. La segunda meta es aún más ambiciosa: aprender a reducir esa tensión, a partir de un mapa de iniciativas de despolarización en la sociedad civil y en los medios.

La polarización puede ser vista como un problema derivado de la digitalización de las sociedades, pero Luengo señala que el origen de la polarización puede estar más vinculado a la crisis económica de 2008 y la desigualdad económica que generó. Además, factores como la historia y las identidades culturales son fundamentales para entender la división social.

El papel de las redes sociales en la polarización también es objeto de debate. Por un lado, la exposición a una variedad de ideas puede fomentar el pluralismo. Por otro lado, las redes sociales pueden reforzar las perspectivas existentes y fomentar la polarización afectiva, es decir, la intensificación de los sentimientos negativos hacia aquellos que son diferentes.

En este sentido, la psicología social juega un papel crucial en la comprensión del fenómeno de la polarización. La polarización radical tiene que ver con la intensificación de los sentimientos negativos hacia los demás, un proceso que no es meramente racional. En lugar de intentar cambiar las opiniones con argumentos racionales, es necesario abordar los mecanismos afectivos y psicológicos que impulsan la polarización.

El papel de los medios de comunicación digitales también es objeto de controversia. Luengo señala que, aunque existe una variedad de contenidos en los medios digitales, algunos medios específicos de extrema derecha y muy agresivos contribuyen a la polarización con su tono y falta de profesionalidad.

En conclusión, la polarización es un fenómeno complejo que requiere una comprensión multifacética. Es necesario investigar sus diversas causas y manifestaciones para diseñar estrategias efectivas de despolarización. Este proyecto de investigación liderado por la profesora María Luengo es un paso importante en esta dirección.

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