Josep Borrell convoca a Israel y a los 27 países de la UE para discutir sobre la guerra en Gaza tras desacuerdos con Netanyahu | Internacional

EL PAÍS

El alto representante para Política Exterior de la Unión Europea, Josep Borrell, ha convocado una reunión con el ministro de Exteriores de Israel, Israel Katz, y los jefes de la diplomacia de los 27 Estados miembros para discutir la situación en Gaza. Sin embargo, la fecha de la cita no ha sido establecida y podría retrasarse debido a la renuencia del Gobierno israelí y a las presiones de países como Hungría, República Checa o Bulgaria, que se resisten a que las violaciones de Israel a los derechos humanos en la Franja de Gaza se traten en ese foro.

A pesar de la falta de unidad en la voz de los Veintisiete sobre la guerra en Gaza, la Unión Europea ha intensificado la presión sobre el Gobierno de Benjamín Netanyahu, instándolo a aceptar el plan propuesto por Estados Unidos para un alto el fuego duradero en la Franja. Al mismo tiempo, sube la presión sobre Hamás, al que exige la liberación de los rehenes. La propuesta, apoyada por el presidente de EE.UU. Joe Biden, surge de un plan israelí, que ahora el Ejecutivo de Netanyahu dice no reconocer y ha rechazado. Mientras tanto, Hamás, que con los atentados del 7 de octubre inició la guerra de Israel en Gaza, ha solicitado garantías a Washington.

Los Veintisiete emitieron una declaración conjunta sobre la situación en Gaza, exigiendo un alto el fuego permanente y ofreciéndose a ayudar a reactivar el proceso político de paz. Ahora, los Estados miembros deberán acordar una posición común y una fecha para la reunión del Consejo de Asociación UE-Israel, a la que está invitado el jefe de la diplomacia israelí.

En febrero, España e Irlanda solicitaron a la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, que analizara si las violaciones de Israel al derecho internacional humanitario en Gaza contravenían el acuerdo de asociación con la UE. Sin embargo, Von der Leyen, una de las líderes europeas más cercanas a Israel, ha dejado en suspenso la petición.

El acuerdo comercial con Israel es una de las palancas de presión de la UE para que el Gobierno de Netanyahu acceda a un alto el fuego. La UE es el principal socio comercial de Israel, representando el 25% de las transacciones que mantiene con el exterior. La guerra ha causado decenas de miles de víctimas civiles con alrededor de 36.000 personas muertas por ataques israelíes, según las autoridades de Gaza.

La convocatoria a Katz y a los ministros de Exteriores europeos llega en un momento de especial tensión entre el Gobierno de Netanyahu y Borrell, una de las voces europeas más claras y contundentes sobre las violaciones del derecho internacional del ejército israelí en la Franja. El Ejecutivo israelí ha rechazado recibir a su enviado para la Paz en Oriente Próximo, Sven Koopmans, que se encuentra actualmente de visita en Israel.

Israel maneja una especie de «semáforo» con los 27 miembros de la UE según su posición respecto al Estado judío. En verde están Alemania, Austria, Hungría y República Checa, que hasta ahora han impedido un endurecimiento de la postura europea contra Israel. En amarillo están los que mantienen una posición más neutra y en rojo vivo, países como España, especialmente por haber reconocido a Palestina. Borrell, según una fuente israelí, está incluso más allá de ese rojo que consideran tan peligroso.

Las críticas de Borrell contra Israel han desatado cierto malestar en algunos Estados miembros, como Alemania. Su canciller, Olaf Scholz, criticó al jefe de la diplomacia europea en la reunión a puerta cerrada del Consejo Europeo de marzo, en la que el presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez, lo defendió.

La Comisión Europea ha rechazado rotundamente la acusación de antisemitismo lanzada esta semana durante un congreso judío en Ámsterdam, donde un centenar de delegados de comunidades judías en Europa aprobaron una resolución en la que se acusa a Borrell de tener «un claro y repetido sesgo anti-Israel» que ha contribuido significativamente al actual antisemitismo. La Comisión ha rechazado firmemente cualquier acusación de antisemitismo contra Borrell, afirmando que su preocupación es por la pérdida de vidas humanas.

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