En un giro reciente de los acontecimientos, un tribunal italiano ha condenado nuevamente a Amanda Knox por calumnias, un cargo que ha persistido incluso después de que fue exonerada del brutal asesinato de su compañera de piso británica en 2007, mientras ambas eran estudiantes de intercambio en Italia.
La corte dictaminó que Knox acusó erróneamente del asesinato a un hombre inocente, el propietario congoleño de un bar en el que trabajaba a tiempo parcial. Sin embargo, no entrará en prisión ya que la sentencia de tres años se convalida con el tiempo que ya pasó entre rejas.
Amanda Knox, una ciudadana estadounidense, regresó a Italia para enfrentar este juicio. Aunque fue liberada en octubre de 2011, se mantuvo la acusación de calumnias, por lo que decidió regresar a Italia para limpiar su nombre. La acusación de calumnias se refiere a que Knox acusó erróneamente a un hombre inocente del asesinato.
El asesinato de Meredith Kercher, la compañera de piso de Knox, en la ciudad montañosa de Perugia en Italia, fue un caso que captó la atención internacional. Las sospechas cayeron inicialmente sobre Knox, entonces una estudiante de intercambio de 20 años de Seattle, y su novio italiano, Raffaele Sollecito.
El caso se prolongó durante casi ocho años con veredictos contradictorios, provocando una división en la opinión pública tanto en Estados Unidos como en Italia. El caso se discutió ampliamente en las redes sociales, que estaban en sus primeras etapas de desarrollo en ese momento.
La repetición del juicio de Knox fue posible después de que una corte europea dictaminó que Italia violó sus derechos humanos durante una larga noche de interrogatorios después del asesinato de Kercher. En esa ocasión, Knox no estuvo asistida por un abogado ni tuvo un traductor competente.
Durante el juicio, Knox solicitó a los ocho jueces y miembros del jurado su absolución del cargo de calumnia. Afirmó que acusó a Patrick Lumumba, el dueño del bar, debido a la intensa presión de la policía. «Siento mucho no haber sido lo suficientemente fuerte para resistir la presión de la policía», dijo Knox en una declaración preparada.
Lamentablemente, la intensidad del caso aún persiste. A su llegada al tribunal, los fotógrafos se arremolinaron en torno a Knox, su esposo, Christopher Robinson, y su equipo legal.
A pesar de su exoneración y la condena de un hombre de Costa de Marfil cuyas huellas y ADN fueron encontrados en la escena del crimen, las dudas sobre el papel de Knox persisten, especialmente en Italia. Esto se debe en parte a la acusación contra Lumumba, que la llevó a ser declarada culpable de difamación.
Knox, que ahora tiene 36 años y es madre de dos niños pequeños, regresó a Italia por segunda vez desde que fue liberada en octubre de 2011. Se quedó en Estados Unidos durante dos veredictos más, antes de que el alto tribunal italiano absolviera definitivamente a la pareja del asesinato en marzo de 2015, declarando de manera rotunda que no habían cometido el crimen.
En otoño, la Corte Suprema de Casación italiana anuló la condena por calumnias que se había mantenido durante cinco juicios y ordenó repetir el juicio gracias a una reforma judicial realizada en el país en 2022 que permite reabrir los casos en los que se ha dictado un veredicto definitivo si se constatan violaciones de los derechos humanos.