Los escenarios políticos están siempre llenos de giros y vueltas inesperadas. En el Reino Unido, la situación no es diferente. El martes pasado, Nigel Farage, el líder del Reform UK, hizo su entrada en el ruedo electoral británico con una propuesta audaz y polémica que ha acaparado los titulares: su plan de «migración neta cero» en el Reino Unido. Farage ha vuelto a la palestra política, robando el protagonismo al primer ministro Rishi Sunak y al laborista Keir Starmer, solo unas horas antes del primer debate televisivo entre ambos líderes.
Sin embargo, la campaña de Farage no comenzó sin incidentes. Durante su estreno como candidato a diputado por Clacton, una mujer le arrojó un batido de plátano, recordando un incidente similar que sufrió en mayo de 2019 en Newcastle. En lugar de desalentarlo, Farage parece haber tomado este incidente con deportividad, prometiendo a sus seguidores convertirse en un «maldito incordio» para los partidos conservador y laborista si resulta elegido.
En una entrevista con la BBC, Farage argumentó que «nuestra calidad de vida se ha visto disminuida por la explosión de la población». Acusó al Partido Conservador de haber «traicionado» a los británicos con su promesa de «controlar las fronteras» tras el Brexit. A pesar del fin de la libertad de movimientos, el Reino Unido registró en 2022 un récord de 764.000 inmigrantes netos. La propuesta de Farage es simple: equiparar el número de inmigrantes que entran y salen del país, lo que podría significar cerrar las puertas a más de 600.000 inmigrantes al año.
Farage reconoció que su propuesta podría dar lugar a una falta de mano de obra en algunos sectores. Sin embargo, argumentó que esto podría llevar a un aumento de los salarios y a incentivar a los británicos a adquirir habilidades en lugar de estudiar ciencias sociales en la universidad. También criticó la forma en que conservadores y laboristas han abordado la cuestión de la inmigración, y expresó su indignación por el deterioro de los servicios públicos.
La entrada de Farage en la campaña ha alterado completamente la dinámica de la misma y ha generado miedo en el Partido Conservador. A pesar de que Farage ha intentado postularse para un escaño en Westminster en siete ocasiones anteriores sin éxito, su determinación y su creciente popularidad en las encuestas, con un 12% de apoyo en algunas de ellas, sugieren que podría tener un impacto significativo en los resultados electorales.
El primer ministro Rishi Sunak ha tratado de contrarrestar el impacto de Farage anunciando un «tope» anual de visados. Sin embargo, esta medida ha sido criticada por el líder laborista Keir Starmer como «un tope sin un tope». Starmer también ha prometido poner fin al plan Ruanda para deportar a los solicitantes de asilo al país africano y reforzar las medidas policiales para combatir el tráfico humano.
A pesar de las deportaciones a Ruanda, el número de inmigrantes que cruzan irregularmente el Canal de la Mancha ha aumentado este año, lo que cuestiona la eficacia de estas medidas como disuasorio. Farage ha criticado abiertamente el plan Ruanda y ha propuesto medidas más drásticas, como el abandono del Tribunal Europeo de Derechos Humanos y el uso de los Royal Marines «para devolver a los inmigrantes a las costas francesas».
Según Farage, «millones de votantes se sienten traicionados por los conservadores«, y ha expresado su intención de consolidar a Reform UK como la principal oposición al Partido Laborista. Farage ha citado el ejemplo del canadiense Stephen Harper, que fue elegido como diputado del Partido de la Reforma y acabó modernizando desde dentro el Partido Conservador. Farage ha insistido en que no tiene intención de unirse al Partido Conservador, sino de «apoderarse de él» y atraer a una parte de sus miembros a su causa.
La entrada de Farage en la contienda electoral británica sin duda añade un nuevo elemento al panorama político. Su propuesta de «migración neta cero» y su determinación de ser un «maldito incordio» para los partidos conservador y laborista sugieren que las próximas elecciones podrían ser más impredecibles de lo que se pensaba inicialmente. Con Farage en el ruedo, el mundo político británico se prepara para una lucha electoral intensa y altamente disputada.