El reciente triunfo electoral de Claudia Sheinbaum y Andrés Manuel López Obrador en México, al que Nicolás Maduro ha denominado como una «gran victoria para la Patria Grande«, marca un significativo cambio en el panorama político de América Latina.
La Patria Grande es una utopía de revolucionarios e izquierdistas que busca integrar a las naciones de América Latina en un solo bloque. La victoria de Sheinbaum y Obrador, que Maduro ha calificado de «aplastante», representa un respiro para la izquierda latinoamericana tras una serie de derrotas en países como Argentina, Ecuador, El Salvador, Panamá y República Dominicana.
El mapa político continental no está completamente teñido de rojo, pero sí conserva a los dos gigantes latinos y a cinco de los diez países de Sudamérica. Este triunfo del oficialismo mexicano puede interpretarse como el fin de una oleada de victorias de la izquierda y la constatación de una oportunidad perdida.
AMLO, como es conocido popularmente Andrés Manuel López Obrador, ascendió al poder en 2018. Este acontecimiento fue interpretado por muchos como el inicio de la segunda marea rosa (movimiento izquierdista) en el continente, tras el declive del movimiento iniciado por el comandante Hugo Chávez en Venezuela a finales del siglo pasado.
En paralelo a esta marea rosa, se ha observado otra tendencia: el voto de castigo contra los gobernantes y oficialistas. Esta tendencia, que no ha favorecido exclusivamente a la izquierda, se ha confundido a menudo con la marea rosa. Sin embargo, el triunfo de Sheinbaum ha roto esta tendencia, después de las amplias mayorías reeleccionistas obtenidas este año por Nayib Bukele en El Salvador y por Luis Abinader en República Dominicana.
El analista Miguel Velarde ha destacado que el voto de castigo ha estado muy relacionado con la pandemia, en particular por el golpe económico que ha supuesto. Según Velarde, se espera que la tendencia al voto de castigo se normalice en el futuro y que el triunfo de los opositores no sea tan evidente.
Otro aspecto relevante es el papel que ha jugado AMLO en el contexto internacional. Muchos esperaban que el líder del Movimiento de Regeneración Nacional (MORENA) se convirtiera en el líder de la Patria Grande. Sin embargo, ese liderazgo esperado no se materializó. AMLO se ha centrado en pequeñas batallas diplomáticas a favor de figuras políticas en Perú y Ecuador, y en contra de figuras políticas en Argentina. Este enfoque ha suscitado numerosas críticas por parte de la oposición.
En este contexto, los analistas sugieren que la figura de AMLO fuera del poder no será igual que la de AMLO como presidente. Alberto Olvera, académico del Instituto de Investigaciones Histórico-Sociales, señala que si AMLO quisiera tener una proyección internacional, tendría que asumir la presidencia de su partido, lo que rompería las reglas de la política mexicana y los equilibrios internos.
Por otro lado, se plantea la posibilidad de que Claudia Sheinbaum asuma un papel más relevante en la política internacional. Sin embargo, Olvera considera que Sheinbaum, a quien describe como una tecncrata sin interés protagónico, no buscará ningún liderazgo internacional. Según Olvera, Sheinbaum será más pragmática y menos ideológica, y evitará involucrarse en conflictos.
Finalmente, se espera que México mantenga su papel relativamente irrelevante en la defensa de los derechos humanos y mantenga una postura de imparcialidad ante las elecciones en Venezuela. Sin embargo, se espera que tanto Sheinbaum como AMLO intenten mantener una buena relación social y política con los EEUU, debido a la relevancia de la variable migratoria en dicho país.