La sala del foro de las familias de secuestrados en el centro de Tel Aviv se encuentra sumida en el dolor y la incertidumbre. La noticia de la muerte de cuatro rehenes israelíes y otro que se creía cautivo, ha caído como un golpe devastador. La confirmación de la muerte de este último ocurrió el mismo día del ataque de Hamas el pasado 7 de octubre en el sur de Israel.
El portavoz del ejército, Daniel Hagari, ha hecho público este anuncio, aumentando la presión social y política sobre el gobierno de Benjamin Netanyahu para que se llegue a un acuerdo de tregua que permita la liberación de los secuestrados, vivos o muertos. Esta demanda sigue la hoja de ruta esbozada el pasado viernes por el presidente estadounidense Joe Biden.
El líder de Hamas, Yahia Sinwar, mantiene una postura inflexible, exigiendo el fin de la ofensiva para mantenerse de alguna forma en el poder en la Franja de Gaza tras la guerra. Mientras tanto, la presión interna y externa se centra en Netanyahu para que llegue a un acuerdo basado en la propuesta que su propio gabinete aprobó recientemente, manteniendo la decisión en secreto.
A casi ocho meses de la guerra, Hamas tiene en su poder a 124 rehenes, utilizándolos como un valioso recurso para obligar a su enemigo a cesar la ofensiva que ya ha llegado a amplias zonas de Rafah. De estos rehenes, 120 fueron secuestrados en el ataque terrorista que provocó la devastadora campaña militar israelí en la Franja de Gaza. Hasta la fecha, Israel ha anunciado la muerte de 43 secuestrados, aunque la milicia palestina sostiene que el número es superior.
En un día particularmente dramático para Israel, los líderes de los dos partidos ultraortodoxos que forman parte de la coalición de Netanyahu confirmaron su apoyo a un alto el fuego que permita la liberación de los secuestrados. Ese día, Israel completó el proceso de identificación del cadáver de Yehud Dolev (35), revelando que había sido asesinado en el ataque del 7 de octubre y no estaba en cautiverio junto a su hermana Arbel y el novio de ésta. Su esposa Sigal, sobrevivió y dio a luz hace unos meses.
Hagari anunció la muerte de Amiram Koper (85), Yoram Metzger (80), Nadav Poplewell (51) y Chaim Peri (80) hace unos meses, y el ejército está investigando las causas. No se descarta que murieran como consecuencia de la operación israelí en Jan Yunis, en el sur de Gaza.
Itzik Horn, padre de dos de los secuestrados, exige un acuerdo que ponga fin a su pesadilla y le devuelva a sus hijos Eitan e Iair. Dos de los tres hijos de este argentino-israelí fueron secuestrados por Hamas en el kibutz Nir Oz. Tras el anuncio de Biden, Horn se muestra ligeramente más optimista.
La presión sobre Netanyahu está en su punto más alto. Por un lado, Estados Unidos le ofrece la cobertura para salir de la difícil situación en la que se encuentra, que está profundizando el aislamiento de su país. Por otro lado, dos de sus socios de gobierno, los ultranacionalistas Itamar Ben Gvir y Bezalel Smotrish, le advierten públicamente que podrían acabar con su gobierno si permite el fin de Hamas aceptando una propuesta que interpretan como una rendición ante Hamas.
Las cúpulas de los organismos de seguridad en Israel apoyan un alto el fuego porque permitiría la liberación de los secuestrados, porque ya han logrado el control operativo del Corredor de Filadelfia entre la Franja y Egipto o porque tendrían dificultades en seguir la ofensiva en Gaza y al mismo tiempo una guerra en Líbano.
Hamas aún no ha dado una respuesta oficial afirmativa a la propuesta anunciada por Biden. Fuentes del grupo islamista citadas por varios medios árabes subrayan que ven de «forma positiva» la posición presentada por EEUU, pero exigen una posición clara, explícita y pública de Israel sobre el final de la guerra antes de responder.
La propuesta de tregua podría concretarse si la mediación logra imponer un lenguaje de ambigüedad para que Hamas e Israel entiendan lo que quieran entender sin renunciar a sus demandas. Sinwar exige el fin de la ofensiva y Netanyahu el fin de Hamas.