Las elecciones europeas pueden dar un giro radical a la Unión Europea (UE) si los partidos de extrema derecha logran el control. Estos partidos, entre los que se encuentran el francés Reagrupamiento Nacional, Hermanos de Italia, Alternativa para Alemania (AfD), los polacos de Ley y Justicia (PiS) y el español Vox, no quieren abandonar la UE, sino cambiarla desde dentro. Sus propuestas políticas suponen un retroceso hacia una «Europa de naciones», una situación que recuerda a la década de 1980 o incluso antes, con fronteras interiores cerradas, aislacionismo comercial y primacía del derecho nacional sobre el europeo.
«Más Italia, menos Europa», propugna la Liga de Matteo Salvini, un lema que se repite en las propuestas de otros partidos de ultraderecha. A pesar de las diferencias entre sus propuestas, todos estos partidos coinciden en su enfoque apocalíptico y xenófobo de una Europa que ven amenazada por la inmigración y secuestrada por burócratas, ambientalistas fanáticos y activistas LGTBI.
El ultranacionalismo es otra característica común de estos partidos. El Reagrupamiento Nacional de Marine Le Pen, por ejemplo, propone la renacionalización de competencias y una reforma del Banco Central Europeo que incluya el crecimiento económico y el empleo junto con la inflación entre los objetivos de la autoridad monetaria.
La prevalencia del derecho nacional sobre el europeo es también una propuesta de Vox y de los polacos de Ley y Justicia (PiS). Esta medida erosionaría la fortaleza de las directivas y reglamentos comunitarios y situaría por encima las decisiones de los tribunales nacionales frente a las del Tribunal de Justicia de la UE, rompiendo el mercado único, la «joya de la corona» del modelo europeo.
Alternativa para Alemania (AfD) propone acabar con el euro y abolir el Parlamento de la UE, que considera «elegido de forma no democrática». Por su parte, el partido de Le Pen propone, de facto, acabar con la Política Agrícola Común (PAC), a pesar de que los agricultores franceses son de los que más fondos reciben.
En cuanto a la libre circulación, el partido de Le Pen quiere establecer una «doble frontera, francesa y europea» y controlar las fronteras nacionales, lo que supondría el fin de la zona Schengen. Otros partidos, como la Liga, PiS, Vox o Chega, también propugnan un endurecimiento de la política migratoria.
Por último, en materia de medio ambiente, estos partidos critican las políticas impulsadas por la UE para la transición climática. Utilizan términos como «eco-locuras» o «fanatismo climático» para referirse a medidas como el Pacto Verde Europeo y proponen derogar todas las políticas basadas en él. En definitiva, las elecciones europeas pueden marcar un antes y un después en la historia de la Unión Europea, con un posible retroceso hacia una «Europa de naciones» si la extrema derecha logra hacerse con el control.