El clima tenso imperante en la Confederación General de Trabajo (CGT) a pocos días del tratamiento de la Ley Bases y el Paquete Fiscal se refleja en las palabras de Pablo Moyano, uno de sus líderes sindicales. La CGT define estos proyectos de ley como un «pacto de coloniaje» y una reforma laboral precarizadora.
Un reciente plenario de regionales de la CGT mostró divisiones internas. Faltaban las banderas, la seguridad, las barras y los «gordos», término coloquial para los líderes sindicales influyentes. En lugar de un evento unificado, la reunión parecía una iniciativa de Moyano, los gremios de la Corriente Federal y algunos aliados, todos ansiosos por demostrar su resistencia a la inminente ley.
La ausencia de muchos miembros del consejo directivo de la CGT fue notable. En vez de estar presentes, estaban en Ginebra, presentando sus reclamos ante la Organización Internacional del Trabajo y disfrutando del paisaje suizo. Se desconoce si estarán presentes cuando se intente votar la reforma laboral en el Senado.
Mientras tanto, la CGT y la mayoría de sus sindicatos no están preparando ninguna acción contundente para detener este ataque. En lugar de eso, están preparando una presentación para una reunión de funcionarios, empresarios y sindicalistas.
En contraste con las ausencias notables, el plenario contó con la presencia de varios líderes sindicales y referentes de diversos gremios, como Camioneros, Bancarios, SMATA, Satsaid, Gráficos, Vialidad, Canillitas y Marítimos. Entre ellos, también había invitados que no son parte de las regionales de la CGT, como Néstor Segovia (Metrodelegados) y Alejandro Crespo (Sutna), y otros que no dirigen ningún gremio, como el ex ministro de Alberto Fernández, Gabriel Katopodis.
Alejandro Crespo, de la lista Negra del neumático, abogó por un paro general para movilizar masivamente a los trabajadores. Pero era evidente que la decisión ya había sido tomada. Los discursos fueron duros. Moyano criticó a Milei y exigió que los senadores, especialmente los peronistas, rechacen la Ley Bases, que según él, atenta contra los derechos de los trabajadores.
A pesar de las fuertes palabras, los delegados de la CGT aprobaron una propuesta de movilización frente al Senado el día en que se discuta la Ley Bases. Pero queda claro que será sin asambleas, sin paro y sin la presencia de muchos de los gremios de la CGT.
Moyano prometió a los periodistas que movilizarán a 30.000 camioneros. Si eso sucede, sería un aporte significativo a la marcha. Lo mismo si miles de bancarios, mecánicos, gráficos, aeronáuticos y miembros de todos los gremios presentes también se movilizan.
Sin embargo, los «gordos» permanecen en Ginebra. Si no toman medidas contra este ataque, será considerado una traición.
Quedan pocos días para el tratamiento de la Ley. Los sectores combativos y la izquierda han estado promoviendo una campaña que incluyó jornadas de protesta en febrero y abril contra la Ley Bases. Se comprometieron a movilizar masivamente junto a los sindicatos que se movilicen, tanto de la CGT como de la CTA, así como organizaciones de derechos humanos, asambleas barriales, organizaciones sociales y estudiantes.
Piden una acción masiva y contundente para contrarrestar la postura antiobrera y antipopular de Milei, con un paro que paralice el país y movilice a cientos de miles, tal como ocurrió en la marcha educativa. Argumentan que es completamente posible, como se demostró en las jornadas de protesta pasadas.