El fascinante mundo de los rallyes, una disciplina deportiva que se caracteriza por ser una carrera contra el cronómetro, realizada en carreteras generalmente públicas con coches de calle, derivados o más prototípicos, siempre ha sido objeto de interés, especialmente en regiones de España como Canarias, Asturias, Galicia y determinadas zonas de Andalucía o Cataluña. A pesar de ser considerado un deporte minoritario en España, su seguimiento es masivo. Pero, ¿cómo nacieron los rallyes?
La París-Burdeos-París de 1895 es considerada por muchos como el origen de los rallyes. Hacia finales del siglo XIX y principios del siglo XX, las competencias de automovilismo todavía se realizaban en carreteras abiertas, sin ningún tipo de protocolo de seguridad. Los coches de carreras circulaban a velocidades de hasta 100 km/h, y el público solo tenía que apartarse cuando venían los coches.
En estas carreras, como también en eventos británicos o escandinavos, se utilizaban vías públicas para correr. Los competidores comenzaban la carrera de uno en uno, separados por intervalos con coches matriculados, normalmente de un minuto. La ruta se componía por etapas establecidas en varios días con controles horarios al final de cada tramo. Había penalizaciones si los competidores se adelantaban o atrasaban con respecto a la hora estipulada. Todos estos detalles forman la base de lo que hoy conocemos como rallyes.
Uno de los eventos más significativos en la historia del automovilismo fue la París-Madrid de 1903. Esta carrera mediática, que contó con 316 vehículos participantes, marcó un antes y un después en la historia de los rallyes. El piloto Marcel Renault llegó a rodar entre París y Chartres a una velocidad media de 146 km/h. Sin embargo, la gran afluencia de público y la falta de medidas de seguridad llevaron a que se produjeran muchos accidentes mortales, tanto de pilotos y mecánicos como de espectadores, ganado y perros. Marcel Renault falleció en uno de estos accidentes, y la carrera terminó en Burdeos.
Después de la tragedia de la París-Madrid, se prohibieron los eventos en carretera y se empezaron a realizar en circuitos cerrados o, en carreteras, con velocidades controladas en pruebas de regularidad o resistencia. En 1904, nació la Association Internationale des Automobiles Clubs Reconnus, que más tarde se convertiría en la actual Federación Internacional de Automovilismo (FIA).
Con casi 120 años de historia, los rallyes comenzaron a aparecer en todas partes de Europa. El Herkomer Konkurrenz en Baviera, Alemania, es considerado el primer rallye como tal. Pronto, estas competiciones se extendieron por toda Europa y luego por todo el mundo. En el Reino Unido, por ejemplo, se celebraban rallyes en carreteras públicas con poco tráfico o en carreteras privadas, organizándose en forma de bucle de manera que el inicio y fin de cada etapa tenía lugar en Crystal Palace, al sur de Londres.
El Rallye de Monte-Carlo, una de las pruebas más prestigiosas del mundo, celebró su primera edición en 1911, el mismo año que las primeras 500 Millas de Indianápolis. El rallye de Polonia comenzó en 1921. La disciplina del rallye se desarrolló paralelamente con el desarrollo de los coches, los caminos y la propia sociedad. No fue hasta 1953 que se estableció el Europeo de Rallyes y, veinte años después, el primer Mundial de Rallyes, primero puntuable para marcas y después también para pilotos.
En definitiva, los rallyes han evolucionado enormemente desde sus inicios. De ser carreras en carreteras abiertas sin protocolos de seguridad, han pasado a ser competencias altamente organizadas y reglamentadas, que se realizan tanto en circuitos cerrados como en carreteras. A pesar de los cambios, los rallyes han mantenido su esencia y siguen siendo una disciplina deportiva emocionante y muy seguida en todo el mundo.