El presidente chileno, Gabriel Boric, presentó su tercera Cuenta Pública, un discurso anual en el que se tratan los aspectos más destacados del año y se anuncian las prioridades políticas venideras. Durante su alocución, Boric se centró en la estabilización económica y anunció la presentación de un proyecto de ley para el aborto legal, una medida que generó una división inmediata en la sala, con algunos parlamentarios aplaudiendo y otros abandonando el lugar.
Boric también anunció que se enviará un nuevo reglamento a la Contraloría para garantizar que la población esté informada sobre sus opciones en relación con la ley del aborto. Esta decisión no estuvo exenta de controversia, con el arzobispo de Santiago, Fernando Chomalí, utilizando las redes sociales para expresar su descontento. En respuesta, la ministra de la Mujer, Antonia Orellana, enfatizó que la voz del arzobispo es «una más» en una sociedad con un estado laico y que, por lo tanto, formará parte del debate en curso.
Además del aborto, Boric también abordó temas como la seguridad, la educación, la cultura, el deporte, el mercado laboral, el medio ambiente y los derechos humanos en su discurso. Anunció un diálogo tripartito entre autoridades, trabajadores y empresarios para negociar una ley de negociación colectiva multinivel, que se presentará al Congreso a finales de este año.
Las críticas a Boric no se hicieron esperar, con la oposición acusándolo de hablar solo a su base de apoyo y de generar división y polarización en el Congreso Nacional. Mientras que la diputada Camila Flores (RN) sostuvo que el presidente solo se dirigía a su «porcentaje de adhesión que no lo ha abandonado en estos años de Gobierno», el jefe de bancada de Evópoli, Jorge Guzmán, afirmó que Boric «desaprovechó la oportunidad» de unir al Congreso.
El discurso de Boric tuvo lugar en un contexto de elecciones municipales, de gobernadores, de consejeros regionales y de concejales. Según Mario Herrera, académico del Centro de Análisis Político de la Universidad de Talca, este es el primer discurso de Boric que no está marcado por procesos constituyentes, lo que le permitió mostrar avances propios de su gestión y establecer una perspectiva para el tiempo que le queda.
Javiera Delgadillo, docente adjunta y jefa de carrera de Administración Pública de la Universidad de O’Higgins, advirtió que, aunque el discurso de Boric será utilizado por ambos lados del espectro político, es crucial que no se tergiversen sus palabras. Tomás Duval, académico de la Universidad Autónoma, consideró que el discurso del presidente fue una estrategia política efectiva que podría beneficiar a sus fuerzas o coaliciones en las próximas elecciones.
Por otro lado, Miguel Ángel Fernández, analista político de la UDD, criticó a Boric por centrar su discurso en temas de preocupación para la ciudadanía, como la seguridad, la economía y las familias, pero también por apelar directamente a la oposición e introducir temas valóricos que generarán un acalorado debate público.
En cuanto a las futuras negociaciones, Herrera opina que los proyectos de ley sobre el aborto y la eutanasia ocuparán la agenda de los próximos días, lo que podría dificultar la aprobación de otros proyectos emblemáticos, como la reforma de las pensiones y la reforma tributaria. En este sentido, Boric ha agregado una dificultad adicional a su Gobierno al tener que discutir proyectos para su sector y su electorado más duro, mientras negocia acuerdos en el Senado para la reforma de las pensiones y un acuerdo para una reforma tributaria.