El Cadillac Allanté fue un coche extravagante y audaz, nacido en la década de 1980, que hoy en día es recordado principalmente por tener ‘la cadena de montaje más larga del mundo’, un proceso de producción que se extendía desde Turín, Italia, hasta Detroit, Estados Unidos, un trayecto de aproximadamente 6.900 kilómetros.
La historia del Cadillac Allanté comenzó en 1982, cuando General Motors envió un equipo de ingenieros a Italia para presentar su idea a Pininfarina, una reconocida empresa de diseño de automóviles. Finalmente, Pininfarina fue la encargada de diseñar el coche, que se fabricaría en una planta especialmente construida para este propósito en San Giusto Canavese, al norte de Italia. Aquí, las carrocerías se montaban y pintaban antes de ser transportadas en un Boeing 747 adaptado, que podía llevar hasta 56 carrocerías a la vez, al aeropuerto de Turín para su viaje a Detroit.
El ‘Allanté Air Bridge’, como se le conocía, tenía su otra mitad en la planta de Hamtramck, a menos de 5 kilómetros del aeropuerto de Detroit. Aquí, la mecánica norteamericana se añadía a la carrocería italiana. El producto final era un coche lujoso y elegante, con líneas limpias y la icónica parrilla frontal de Cadillac.
A lo largo de su vida, el Allanté sufrió varios cambios. Inicialmente, estaba equipado con un motor V8 de 4.1 litros que generaba 170 caballos de fuerza y 319 Nm de par, acoplado a una caja de cambios automática de cuatro velocidades. En 1989, el coche pasó a tener un motor 4.5 V8 que aumentaba la potencia a 200 caballos de fuerza y 366 Nm de par. La última iteración, en 1993, vio el motor 4.6 Northstar instalado bajo el capó, lo que resultó en el mejor Allanté, con casi 300 caballos de fuerza y 393 Nm de par. Este modelo también contaba con un sistema de suspensión activa y otras mejoras, como otros asientos y sistema de sonido para compensar los costes.
A pesar de estas mejoras y de que 1993 fue su mejor año en ventas, el Cadillac Allanté no logró el éxito esperado. Incluso después de ser el Pace Car en las 500 Millas de Indianápolis en 1992, el proyecto se cerró en julio de 1993, después de haber vendido un total de 21.430 unidades.
Aunque algunas personas puedan pensar que el récord del Allanté ha sido superado por los modelos Omoda y Jaecoo, que se ensamblan en Barcelona a partir de kits de ensamblaje CKD enviados por la compañía china Chery, no es así. Aunque hay 9.600 kilómetros entre Wuhu, donde se fabrican los kits, y Barcelona, no se trata de una cadena de montaje o de una producción en el sentido que lo fue el caso del Cadillac y Pininfarina. La idea de Chery es acelerar el proceso con estos kits para que, en unos años, haya una producción completa en la fábrica de la Zona Franca en Barcelona.
En definitiva, el Cadillac Allanté es un recordatorio de una época en la que las ideas extravagantes y audaces eran la norma en la industria automotriz. Aunque su producción no fue un éxito, su historia y el proceso de producción inusual que implicaba su fabricación lo convierten en un coche fascinante e inolvidable.