En el vasto dominio de la ciberseguridad, ningún individuo o entidad está libre de los ciberataques. Esta preocupante realidad se manifiesta igualmente en un individuo común o en una multinacional de gran envergadura. La ubicación geográfica es irrelevante; uno puede ser objeto de un ataque cibernético tanto en el norte como en el sur, en el este o en el oeste. La vulnerabilidad de tu PC no tiene ninguna relación con la seguridad de tus datos. Ya sea que tu PC esté tan abierto como las puertas de un centro comercial el primer día de rebajas o hayas hecho una considerable inversión en seguridad, sigues estando expuesto a posibles ciberataques.
A veces, puede parecer que los ciberdelincuentes se han puesto de acuerdo para concentrar sus ataques en una región específica, un país, un tipo de industria o incluso una empresa o institución en particular. Sin embargo, no hay evidencia concreta de esto, más allá de la coincidencia en el tiempo. Ciertamente, la última semana de mayo de 2024 ha dejado a muchas personas con la sensación de que nuestro país está siendo objetivo de ciberataques.
La razón de esto es que en los últimos días, se han dado a conocer numerosos ciberataques exitosos contra empresas y entidades públicas españolas. Es importante aclarar que el hecho de que los ataques se hayan conocido esta semana no implica que se hayan producido durante la misma. La mayoría de las veces, los ciberataques se hacen públicos cuando sus autores lo comunican, o cuando ponen a la venta los activos que han logrado exfiltrar.
El precedente más cercano de un ciberataque importante es el que sufrió el Banco Santander hace unas semanas. Este incidente resultó en la exfiltración de datos personales de clientes de la entidad en España, Chile y Uruguay, además de los empleados del banco. Aunque el banco afirmó que no se había filtrado información relacionada con claves y operaciones, el tipo de información obtenida por los atacantes puede utilizarse en campañas de phishing y spearphishing, lo que añade un nivel de peligro adicional.
Si pensábamos que el susto ya había pasado, estábamos equivocados. La última semana ha sido especialmente negra en cuanto a ciberseguridad en España, con tres ciberataques notables:
Iberdrola, una de las principales empresas eléctricas del país, sufrió un ataque a principios de mes en el que se filtraron datos personales y posiblemente también financieros de alrededor de 850.000 clientes.
Telefónica también sufrió un ciberataque en paralelo. Los ciberdelincuentes obtuvieron información personal de clientes y empleados, incluyendo direcciones físicas, nombres completos, direcciones de correo electrónico y números de teléfono, sumando un total de 120.000 registros personales.
Por último, la Dirección General de Tráfico (DGT) fue objeto de un ciberataque. Los atacantes obtuvieron y pusieron a la venta una base de datos de vehículos registrados, incluyendo matrícula, tipo, marca y modelo del vehículo, nombre, domicilio y población del titular y los datos del seguro en vigor, para un total de más de 34 millones de vehículos.
Es evidente que la ciberseguridad es un problema significativo, y ha sido así durante bastante tiempo. Sin embargo, muchos tienden a olvidarse de ello hasta que ocurren los ciberataques. La principal preocupación es que, en gran medida, quienes sufren las consecuencias de estos ataques no son los responsables de las políticas de seguridad, sino los usuarios.
La lección más importante que podemos aprender de esta serie de ataques es que debemos tomar medidas proactivas para protegernos contra los ciberataques. La ciberseguridad no es un lujo, sino una necesidad en el mundo digital en constante evolución en el que vivimos. La protección de nuestra información personal y financiera es de suma importancia, y debemos hacer todo lo posible para asegurarla.