Camila Gómez, madre del pequeño Tomás Ross, protagonizó una lucha que capturó la atención de todo un país. Fue una caminata de 30 días desde Ancud hasta La Moneda, la sede del gobierno chileno, con el objetivo de recaudar 3.500 millones de pesos para adquirir en Estados Unidos un medicamento esencial para su hijo. Sin embargo, esta destacada iniciativa también ha provocado una serie de efectos negativos en su entorno familiar.
La historia de Gómez ha resonado en todo Chile. Su determinación, su valentía y su espíritu incansable se han convertido en un símbolo de la lucha y esperanza de todas las madres y padres que enfrentan situaciones similares. Su caminata hacia la capital no sólo fue física, sino también una batalla en búsqueda de una esperanza de vida para su hijo.
Sin embargo, esta travesía también ha dejado cicatrices. La más dolorosa de ellas radica en la relación con su hijo menor, Ervin. La larga ausencia de ambos padres durante la caminata a la capital ha causado un impacto emocional en el pequeño. En una entrevista a radio Biobío, Gómez confesó que su hijo menor está enojado con ella y con su padre, debido a su ausencia.
La madre de Tomás explicó que durante su caminata a La Moneda, su esposo la acompañó en la logística, lo que también implicó su ausencia en el hogar. «Mi esposo estuvo en esta caminata todos los días, él no caminaba, pero él era del equipo de logística. Entonces también desapareció de su vida de un rato para otro. Así que ahí está enojado con nosotros el chiquitito», compartió Gómez.
Esta situación ha llenado de preocupación a Gómez, quien confiesa que no sabe cómo reparar el vínculo con su hijo menor. Sin embargo, mantiene la esperanza de que, con el tiempo, Ervin pueda entender el esfuerzo y sacrificio que su madre y padre han hecho por su hermano.
Para incluir a Ervin en este proceso y buscar reestablecer ese vínculo, la madre de Tomás ha decidido que su hijo menor sea parte de la comitiva que viajará a Estados Unidos a mediados de junio para adquirir el medicamento que necesita su hermano. Este viaje no solo significa un paso más en la lucha de Gómez por la salud de su hijo, sino también un intento de reconstruir su familia.
La historia de Camila Gómez es un reflejo de la lucha incansable de muchos padres y madres que enfrentan dificultades para acceder a tratamientos médicos para sus hijos. A pesar de las adversidades, su amor incondicional y su determinación para luchar por la salud y el bienestar de sus hijos se mantienen inquebrantables. Sin embargo, también es un recordatorio de las repercusiones emocionales y familiares que estos esfuerzos pueden tener, especialmente en los hermanos menores que pueden no comprender completamente la situación.
La historia de Gómez no termina aquí. En su lucha por la salud de Tomás, también está luchando por su familia, y por todas las familias chilenas que enfrentan desafíos similares. Su caminata a La Moneda es un recordatorio de la fortaleza y el coraje de las madres, y su historia sigue resonando a lo largo de todo el país.