El desafío de proporcionar alimentos diarios a 90.000 desplazados en la guerra de Gaza: Cocinas de emergencia | Internacional

EL PAÍS

El conflicto en Gaza ha provocado la necesidad urgente de encontrar maneras de proporcionar alimentos a los cientos de miles de personas desplazadas. La labor de los llamados chefs de barrio se está volviendo crucial en este proceso. Estos chefs operan en lo que se conoce como puntos de cocina móviles o improvisados, que se establecen en zonas de acampada, viviendas particulares, patios, jardines o pequeños negocios, con la ayuda de la comunidad local.

El avance de las tropas israelíes en Rafah y el desplazamiento resultante de un millón de gazatíes ha complicado enormemente las operaciones. Rafeek el Madhoun, responsable en la Franja de la ONG estadounidense Rebuilding Alliance, explicó en una entrevista telefónica que, ante el creciente número de desplazados, la organización ha tenido que recolocar sus equipos en áreas más seguras, buscar nuevos almacenes y acelerar sus esfuerzos para duplicar el número de raciones, llegando a proporcionar hasta 90.000 comidas calientes cada día.

Antes de la entrada de los tanques israelíes en Rafah, la organización había conseguido mantener abiertos 15 puntos de atención en el oeste de la ciudad meridional. Mohamed Hamooda, nutricionista y uno de los jefes de cocina de la ONG en Rafah, explicó que las bombas caían muy cerca de sus cocinas, lo que suponía un riesgo tanto para la población local como para los voluntarios y trabajadores.

El proceso de preparación de los alimentos es bastante sencillo. La ONG proporciona los alimentos necesarios y las propias familias junto a los chefs de barrio se encargan de la preparación. Según el responsable de Rebuilding Alliance, con ocho grandes ollas se pueden preparar 5.000 raciones de arroz.

La mayoría de los alimentos provienen del Programa Mundial de Alimentos (PMA) de la ONU. Sin embargo, la entrada de los militares en Rafah ha incrementado el miedo y el estrés entre los equipos de la ONG, recordándoles el bombardeo israelí que mató a siete integrantes de la ONG World Central Kitchen (WCK), con la que colaboran en el terreno.

El Madhoun lamentó la escasez de carne o pollo y el aumento de los precios de las verduras, llegando a costar hasta 27 séqueles (unos 6,5 euros) el kilo. Esto ha llevado a que los alimentos que se reciben de la ONU y se preparan para los menús sean básicamente lentejas, pasta, arroz, aceite vegetal, tomate concentrado, entre otros.

Rafeek el Madhoun viajaba diariamente a Rafah desde Deir al Balah, en el centro del enclave, para supervisar las cocinas de emergencia. Las 90.000 comidas que preparan suponen el doble que antes de la ofensiva israelí en Rafah de la última semana. El Madhoun explicó que han aumentado su capacidad de preparar comidas calientes en el oeste y norte de Rafah, en la ciudad de Jan Yunis, así como en Al Mawasi.

Los precios para huir a zonas que se consideran más seguras se han disparado debido a la falta de vehículos y de combustible. Esto ha complicado la logística ya que la ONG siempre trata de abrir puntos de cocina en zonas seguras y que los habitantes no tengan que desplazarse, pero los recursos de los que disponen por el cierre fronterizo son cada vez menores.

En definitiva, la situación en Gaza ha llevado a la necesidad de encontrar soluciones creativas y comunitarias para alimentar a la población desplazada. En este esfuerzo, los chefs de barrio y las ONGs como Rebuilding Alliance están desempeñando un papel crucial.

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