Ford Performance ha puesto su mirada en el Porsche 911 GT3 RS, un prodigio de la ingeniería automotriz, con la esperanza de igualar e incluso superar sus impresionantes prestaciones. Su arma de elección para esta audaz empresa es el Ford Mustang GTD, un vehículo que promete redefinir la noción de un pony car y convertirse en un serio contendiente en la pista.
El Ford Mustang ha sido un ícono de la industria automotriz desde su debut en 1964. Sin embargo, Ford Performance no se conforma con la gloria pasada y está dispuesto a llevar al Mustang a nuevas alturas. Su objetivo es simple: posicionar al Ford Mustang GTD al mismo nivel del Porsche 911 GT3 RS. No es una tarea pequeña, pero el fabricante americano no está escatimando en recursos para lograrlo.
En su búsqueda por la supremacía, Ford Performance ha decidido tirar la casa por la ventana. El Mustang GTD, que será fabricado en serie limitada, se beneficiará de una cura de adelgazamiento muy seria gracias al uso intensivo de fibra de carbono. No solo eso, sino que también contará con un paquete aerodinámico activo de primer nivel y un motor 5.2 V8 sobrealimentado por compresor que se rumorea sobrepasará los 800 CV.
La ambición de Ford no se detiene en la potencia y el rendimiento, la compañía también está centrando sus esfuerzos en un rediseño del chasis. Este rediseño se enfoca principalmente en las suspensiones, donde se ha realizado un trabajo considerable para mejorar la maniobrabilidad y la estabilidad del vehículo.
Para llevar a cabo este rediseño, Ford ha confiado en Multimatic, una compañía canadiense conocida por su pericia en la fabricación de suspensiones. Multimatic ha sido la encargada de desarrollar el nuevo equipo de suspensiones para el Mustang GTD, reforzando los lazos existentes entre Ford y Multimatic que se remontan a varios proyectos de colaboración tanto dentro como fuera de los circuitos.
Las suspensiones semi-activas Multimatic ASV serán un componente clave en el Mustang GTD. Estas suspensiones son capaces de modificar el tarado de sus amortiguadores en apenas 15 milisegundos, variando de forma constante e independiente el comportamiento de cada una de las columnas para adaptarse a variables como el modo de conducción seleccionado, el estado del firme, la aceleración, entre otros.
Para optimizar aún más el rendimiento, estas suspensiones también pueden modificar su altura al comprimir hidráulicamente uno de sus dos muelles, reduciendo la cota en 4 cm al activar el modo Track. Este ajuste permite una mayor estabilidad y agarre, al tiempo que saca más provecho de la aerodinámica activa integrada en el Mustang GTD.
Otro detalle interesante del Mustang GTD es la ventana de policarbonato instalada tras los asientos delanteros. Esta ventana permite a los ocupantes echar un vistazo al sistema de suspensión trasero, proporcionando una visión única del intrincado trabajo de ingeniería que se ha realizado en este vehículo.
Aunque el desarrollo del Mustang GTD está aún en curso, Ford tiene la intención de empezar con las entregas de esta versión para 2025. La demanda ha sido alta, con más de 7.500 solicitudes registradas en los Estados Unidos. Aún no se ha revelado el precio oficial para Europa, pero se estima que rondará los 325.000 dólares en Estados Unidos.
Así que sí, el Ford Mustang GTD es una declaración audaz de Ford Performance: un pony car que no solo puede competir con los mejores, sino que tiene la intención de superarlos. Con su motor sobrealimentado, su chasis rediseñado y su suspensión de última generación, el Mustang GTD es un serio contendiente en la pista. Solo el tiempo dirá si puede vencer al todopoderoso Porsche 911 GT3 RS, pero una cosa es segura: Ford no tiene miedo de intentarlo.