El diputado y presidente de Convergencia Social (CS), Diego Ibáñez, ha acuñado un término que ha provocado controversia tanto en la oposición como en su propio partido. Ibáñez sostuvo que en la derecha política existe una actitud de «antigabrielismo«, es decir, una postura de rechazo sistemático a todas las iniciativas propuestas por el actual Presidente Gabriel Boric.
Esta afirmación ha provocado críticas incluso entre sus propios aliados políticos. Los parlamentarios del Socialismo Democrático, socios de la coalición de gobierno del Frente Amplio, han expresado su descontento con las palabras de Ibáñez. La controversia alcanzó un nuevo nivel cuando la ministra del Interior, Carolina Tohá, fue consultada sobre el término en medio de una importante operación policial en la Región de Tarapacá, en la cual se realizaron allanamientos en 70 domicilios en cuatro comunas.
Tohá, al ser consultada sobre el supuesto «antigabrielismo», expresó su desdén por la controversia. «La verdad creo que es tan anecdótico ese tema, lo que está pasando aquí es tan importante y la política discutiendo esas cosas, a mí a veces me da un poco de vergüenza, prefiero dedicarme a esto que importa», dijo la ministra.
Las palabras de Tohá parecen reflejar una tendencia creciente entre los políticos de centrarse en los problemas y desafíos actuales en lugar de en las luchas partidistas. Sin embargo, las declaraciones de Ibáñez y la reacción de Tohá han abierto un nuevo frente de debate en la política chilena.
Horas antes de la reacción de Tohá, Ibáñez había profundizado sus comentarios en una conversación con la radio Universo. «El ser anti-todo, constriñe la posibilidad de que la política pública sirva a los intereses públicos, finalmente quedamos estancados; esa es mi tesis, hay un Gobierno que está proponiendo, y alguien que le dice a todo que no, solamente estanca el debate público», señaló el diputado.
Ibáñez también indicó que existe un constante asedio a la figura de este Gobierno y de este Presidente. A su parecer, hay una tendencia a personalizar la política, lo cual puede ser perjudicial para el análisis objetivo de las políticas públicas. «Creo que hay una personalización a la cual la política debe hoy mirar en perspectiva (…) las políticas públicas hay que mirarlas en su propio mérito, más allá de quien las proponga», expresó.
Estos comentarios de Ibáñez apuntan a una preocupación más amplia sobre el estado actual de la política en Chile. La polarización y el rechazo a priori de las propuestas del otro lado pueden inhibir la capacidad del gobierno para implementar políticas públicas efectivas. La «antigabrielismo», en la interpretación de Ibáñez, no es solo una postura de rechazo a las políticas del presidente Boric, sino una actitud de rechazo a todo lo propuesto por el gobierno, lo que puede estancar el debate público y frenar el progreso político.
Por todo ello, la controversia sobre el «antigabrielismo» y las reacciones que ha provocado ponen de manifiesto las tensiones existentes en la política chilena. A medida que Chile continúa lidiando con los desafíos de la gobernabilidad y la implementación de políticas públicas, es probable que este debate siga cobrando relevancia en el ámbito nacional.