Corea del Sur ha lanzado una dura acusación contra su vecino del norte, Corea del Norte, por el reciente lanzamiento de al menos 260 globos cargados con desechos sobre su territorio. Esta acusación se produce apenas tres días después de que el gobierno de Pyongyang amenazara con enviar «montones de porquería» a través de la frontera en represalia por los panfletos en contra del régimen de Kim Jong-un que activistas surcoreanos habían enviado a principios de mes.
El Estado Mayor Conjunto de Corea del Sur (JCS) ha informado que cientos de globos blancos procedentes del norte han caído en distintos lugares de la nación, llegando incluso a provincias del sur. Esta es la mayor cantidad de globos lanzados por Pyongyang, superando a las acciones similares llevadas a cabo en 2016 y 2018.
Según el JCS, estos actos violan el derecho internacional y amenazan seriamente la seguridad de su pueblo. En un comunicado, la entidad ha declarado que Corea del Norte es la única responsable de los daños que puedan causar los globos. Asimismo, han instado a Pyongyang a cesar de inmediato su acto «inhumano y vulgar».
Las fotos difundidas por el Ministerio de Defensa surcoreano muestran globos blancos de gran tamaño transportando bolsas con diferentes tipos de basura, desde botellas de plástico y desechos de papel y cartón, hasta partes de zapatos, así como estiércol y baterías. Algunos incluso han caído en viñedos, invernaderos y campos de arroz en diferentes puntos del país.
Se ha emitido una alerta a la población para que evite realizar actividades al aire libre y se abstenga de tocar los objetos caídos. Asimismo, se ha aconsejado a los residentes que informen directamente a las autoridades militares o policiales si encuentran nuevos globos. Se ha advertido que estos pueden causar daños al caer y provocar desperfectos en aeropuertos y carreteras.
Eric Foley, director ejecutivo de la ONG surcoreana Voice of the Martyrs, que regularmente envía globos con mensajes contra el régimen de Kim Jong-un hacia el norte, ha descrito los dispositivos electrónicos y los cables adheridos a los globos como «aparatos con temporizador simple, sin ningún tipo de control remoto ni explosivo».
Este incidente se produce después de que el viceministro de Defensa norcoreano, Kim Kang-il, emitiera un comunicado en el que advertía que la República Popular Democrática de Corea (el nombre oficial de Corea del Norte) esparciría «pronto» «montones de desechos y suciedad sobre las áreas fronterizas e interiores de la República de Corea». Pyongyang ha acusado a su vecino del sur de llevar a cabo «una despreciable guerra psicológica».
Durante años, desertores norcoreanos y numerosos activistas surcoreanos han enviado panfletos al norte mediante globos, con el objetivo de alentar a sus vecinos a alzarse contra la dictadura. A principios de mes, el desertor Park Sang-hak lanzó 300,000 folletos instando al pueblo norcoreano a «levantarse y poner fin» al régimen de Kim Jong-un.
Hoy, Park ha anunciado que organizará nuevos lanzamientos en respuesta a los del norte. Ha pedido al gobierno surcoreano y a las Fuerzas Armadas responder a Corea del Norte con su misma moneda.
Aunque el lanzamiento de globos no debería desencadenar una confrontación de inmediato, si Seúl responde, Pyongyang podría utilizarlo como pretexto para una escalada mayor. En 2014, la acción militar norcoreana contra globos surcoreanos resultó en un breve intercambio de disparos entre los dos países.
Pyongyang teme que la afluencia de información externa represente eventualmente una amenaza para su líder supremo. En 2020, en protesta contra el envío de panfletos, derribó la oficina de enlace intercoreana e interrumpió todas las líneas de comunicación entre las dos partes. Después de aquel incidente, el gobierno del progresista Moon Jae-in aprobó una ley que prohibía el envío de propaganda a través de la frontera, argumentando que era una medida necesaria para gestionar las tensiones y proteger a los residentes de las zonas fronterizas. Sin embargo, la Corte Constitucional surcoreana dictaminó el año pasado que dicha normativa era inconstitucional y que restringía la libertad de expresión.