La administración del presidente Joe Biden ha expresado su creencia de que Israel no ha violado ninguna de las solicitudes que se le han hecho en relación a su ofensiva en Gaza y el bombardeo de Rafah. En este último, murieron 45 personas y otras 249 resultaron heridas, y también se reportó la entrada de tanques en la misma ciudad. Estas declaraciones fueron dadas por el portavoz de la Casa Blanca para Seguridad Nacional, el almirante retirado John Kirby, quien afirmó que «no veo ningún cambio de política digno de mención».
Kirby elogió el uso por parte de Israel de bombas de menores dimensiones como una muestra de que Tel Aviv quiere reducir los daños entre civiles. Esta declaración puede ser vista como un apoyo a las acciones de Israel en la región, a pesar de las críticas internacionales y la controversia que rodea a la situación.
Mientras tanto, Niki Haley, la líder republicana y ex candidata a la presidencia que recientemente dio su respaldo a Donald Trump, ha visitado Israel para apoyar la ofensiva. Haley se dejó fotografiar escribiendo en un obús de artillería destinado a ser lanzado en Gaza, con el mensaje «Acabad con ellos» («Finish them»). Esta tradición de políticos firmando bombas y colocando mensajes en ellas tiene una larga historia en Estados Unidos.
En la Guerra del Golfo de 1991, el entonces jefe del Alto Estado Mayor, el general Colin Powell, colocó en una bomba que iba a ser lanzada contra Irak el mensaje «A Sadam, con afecto», mientras que el secretario de Defensa, Dick Cheney, escribió «No quisiste irte y ahora tenemos que echarte». La gran diferencia en este caso es que Haley apoya a un país que no es EEUU. Su mensaje sirve como recordatorio para la opinión pública estadounidense de que el Partido Republicano es más proisraelí y más partidario de la ‘mano dura’ con Hamas que el Demócrata, al que pertenece Biden.
Además de esto, Kirby minimizó la aparición de tanques israelíes en el centro de Rafah. «No los hemos visto destrozar Rafah», dijo Kirby en referencia a la ofensiva de Israel en esa ciudad, donde ayer aparecieron carros de combate de ese país. «No los hemos visto ir con grandes unidades, con gran cantidad de tropas en columnas y grandes formaciones, de manera coordinada contra múltiples objetivos sobre el terreno», añadió el portavoz.
La Casa Blanca también se enfrenta a otras preocupaciones. El muelle flotante que el Ejército de Tierra de Estados Unidos montó frente a Gaza para permitir la llegada de ayuda humanitaria a la región ha sido parcialmente destrozado por el Mediterráneo y ayer fue llevado al puerto israelí de Ashdod para ser reparado. Este es el último episodio en una serie de problemas, que primero llevaron a que el muelle – cuyo coste roza los 300 millones de euros – fuera situado frente a Gaza con semanas de retraso debido a problemas técnicos y al estado del mar.
Una vez que comenzó a distribuir ayuda, esta fue robada directamente de la plaza en la que era entregada por multitudes de palestinos que se mueren de hambre en medio de los combates y del bloqueo de la ayuda impuesto por Israel. Finalmente, cuando el muelle estaba empezando a funcionar de manera eficiente, el Mediterráneo – un mar que en principio no se asocia a galernas – lo dañó. Kirby, en la rueda de prensa, aprovechó el incidente para hacer una reflexión de carácter filosófico: «La Madre Naturaleza tiene algo que decir en todo esto».