El caso del ex presidente de Estados Unidos, Donald Trump, en relación a su presunta violación de la regulación electoral y fraude fiscal por pagos a la actriz pornográfica Stormy Daniels, ha llegado a su etapa final. El juez a cargo, Juan Merchan, ha realizado un juicio rápido y «limpio», es decir, desprovisto de controversias. Este martes, la defensa y la acusación llevaron a cabo su último alegato, resumiendo sus argumentos ante el jurado, que posteriormente recibió las instrucciones y recomendaciones del magistrado sobre cómo analizar los 34 cargos penales en contra del ex presidente.
Como en las sesiones anteriores, Trump estuvo presente en el juicio, acompañado de varios de sus hijos y seguidores. No obstante, su esposa actual, Melania, nunca ha aparecido en el juzgado de Manhattan donde se ha llevado a cabo el proceso. Esto se debe posiblemente a que el juicio entero ha girado en torno a las infidelidades constantes de Trump y cómo desarrolló un sistema con la ayuda de David Pecker, entonces dueño del semanario sensacionalista National Enquirer, para ocultarlas a la opinión pública.
El responsable del equipo legal de Donald Trump, Todd Blanche, ha sostenido dos líneas de defensa: que el juicio tiene una motivación política para impedir que Trump se presente a las elecciones de noviembre, donde las encuestas le dan como ganador, al menos por ahora, y que los testigos de la acusación no son fiables. Sin embargo, el juez ha pedido a los miembros del jurado que no tomen en cuenta la primera de estas afirmaciones, insistiendo en que se trata de un proceso penal, sin motivación política.
El principal testigo de la fiscalía es el ex asesor legal de Trump, Michael Cohen, que estuvo tres años en la cárcel por mentir a la Justicia y al Congreso, y que ha admitido además que robó a la empresa de Trump, The Trump Organization, 400.000 euros. A pesar de la poca fiabilidad de un testigo como este, fue él quien presentó los cargos de mayor peso contra su antiguo jefe. La defensa ha argumentado que Daniels trató de extorsionar al ex presidente.
La línea argumental de la acusación sostiene que esas cuestiones son irrelevantes, ya que lo que se está juzgando es si Trump ocultó a Hacienda los pagos a Daniels y los hizo pasar por honorarios de Cohen y, sobre todo, si no los declaró como gastos electorales. La fiscalía ha logrado que David Pecker declarara como testigo explicando el sistema del National Enquirer de pagar a las ex compañeras sexuales de Trump a cambio de las exclusivas de sus historias, que nunca eran publicadas.
Ahora, la cuestión queda en manos del jurado, que previsiblemente tardará varios días en concluir sus deliberaciones. Si Trump es declarado culpable de todos o varios de los cargos, se espera que recurra la sentencia hasta llegar al Tribunal Supremo, donde cuenta con una mayoría de magistrados favorables a él. Dos de ellos, Samuel Alito y Clarence Thomas, parecen creer la tesis conspiratoria de que Joe Biden robó las elecciones de 2020.
Finalmente, un dictamen condenatorio tendría, según las encuestas, un impacto negativo en la intención de voto del ex presidente y ahora, de nuevo, candidato republicano a la Casa Blanca. En resumen, el desenlace de este juicio podría tener consecuencias significativas en la carrera política de Donald Trump y en el futuro político de Estados Unidos.