En un sorprendente giro de los acontecimientos, The Guardian reveló el martes que el ex director del Mossad, la agencia de inteligencia exterior de Israel, supuestamente amenazó a la antigua fiscal jefa de la Corte Penal Internacional (CPI) en reuniones secretas. El objetivo de estas reuniones era ejercer presión sobre la fiscal para que abandonara una investigación sobre crímenes de guerra en territorios palestinos ocupados.
El ex director del Mossad en cuestión es Yossi Cohen. Según el periódico británico, Cohen estuvo personalmente involucrado en lo que describió como un «complot secreto» para presionar a la abogada Fatou Bensouda. El objetivo principal de este complot era que Bensouda abandonara su investigación sobre Palestina.
El periódico británico también sostiene que los contactos encubiertos de Cohen con Bensouda tuvieron lugar durante los años previos a la decisión de abrir una investigación formal. Esta investigación tenía como objetivo indagar supuestos crímenes de guerra y crímenes contra la humanidad perpetrados en los territorios palestinos ocupados.
Las revelaciones sobre la operación perpetrada por Cohen son parte de una investigación de The Guardian. Esta investigación revela cómo múltiples agencias de inteligencia israelíes llevaron a cabo una guerra «secreta» contra el tribunal durante casi diez años.
La investigación de la CPI, que comenzó en 2021, culminó la semana pasada. El sucesor de Bensouda, Karim Khan, anunció que estaba intentando obtener una orden de arresto del primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, por la conducta de este país en su guerra en Gaza.
Además, se descubrió que la implicación de Cohen en la operación contra la corte ocurrió cuando él era director del Mossad. Sus actividades recibían autorización a un alto nivel y se justificaban en base a que el tribunal suponía una amenaza contra el personal militar, según un funcionario israelí.
Según otra fuente israelí citada por el periódico, el objetivo del Mossad era «comprometer» a la fiscal como si ésta fuera alguien que cooperara con las exigencias israelíes.
Además, Cohen, uno de los aliados más estrechos de Netanyahu en ese momento, actuaba como «el mensajero no oficial» del primer ministro israelí. Cohen lideró personalmente la implicación del Mossad en una campaña que duró casi una década para socavar al tribunal.
Según varias fuentes, Bensouda había informado a un pequeño grupo de funcionarios veteranos de la Corte sobre los intentos de Cohen de «influir» en ella. Según funcionarios de la CPI, Cohen dijo supuestamente a Bensouda: «Deberías ayudarnos y dejar que te cuidemos. No querrías involucrarte en asuntos que podrían comprometer tu seguridad o la de tu familia».
Una persona con acceso a las actividades de Cohen indicó que éste empleó «tácticas despreciables» contra la abogada como parte de sus esfuerzos para «intimidarla e influenciarla». El Mossad también se interesó en los familiares de la abogada y obtuvo copias de grabaciones secretas de su marido. Funcionarios israelíes intentaron usar este material para desacreditar a la fiscal.
Estas revelaciones han puesto al descubierto una serie de tácticas y estrategias que se han utilizado para influir en el curso de las investigaciones internacionales. Sin embargo, no está claro cuál será el impacto final de estas revelaciones en las investigaciones en curso de la CPI y en las relaciones internacionales en general.