El peligroso fenómeno del ‘Binge Drinking’
El consumo de alcohol en atracón, también conocido como binge drinking, es una forma de iniciarse en el consumo de alcohol que supone un grave peligro para la salud. Este fenómeno, que implica ingerir grandes cantidades de alcohol en un breve período de tiempo, suele tener lugar en situaciones sociales como el botellón, donde los jóvenes integran la ingesta de alcohol como parte de un juego competitivo. La Asociación DUAL, con su director técnico y psicólogo Raúl Izquierdo, alerta sobre esta tendencia preocupante.
Según Izquierdo, el aspecto más peligroso de esta práctica es que la ingesta compulsiva de alcohol se centra más en el juego y en afrontar desafíos que en la bebida en sí misma. Esto, advierte, incrementa el riesgo de desencadenar situaciones críticas, como comas etílicos u otros episodios de emergencia sanitaria.
Para combatir este fenómeno, DUAL propone un esfuerzo colectivo de la sociedad para marginar la práctica del botellón y denostarla. Izquierdo insiste en que las autoridades sanitarias y administrativas deberían liderar un movimiento para erradicar este hábito, siguiendo el ejemplo de éxito que se obtuvo con la prohibición del tabaco.
La venta de alcohol en horarios extendidos
Por otro lado, Joan Ramón Villalbí, delegado del Gobierno para el Plan Nacional sobre Drogas (PNSD), señala que uno de los factores que alimenta el binge drinking es el amplio horario de los establecimientos que venden alcohol, como tiendas de alimentación y supermercados, a un precio relativamente barato. Aunque todas las comunidades autónomas prohíben la venta de alcohol a menores, y muchas de ellas también limitan su venta en comercios alimentarios a partir de ciertas horas, Villalbí insiste en que a menudo estos controles no se cumplen y las administraciones pueden actuar.
Un fenómeno único en España
Villalbí también destaca que este fenómeno es particularmente prominente en España, ya que muchos otros países prohíben beber en la calle fuera de las terrazas de los establecimientos de restauración. A pesar de esto, admite que muchos ayuntamientos españoles se han tomado en serio el problema y han logrado prácticamente erradicar el botellón.
Cambios en los patrones de consumo y el papel de los padres
En la misma línea, Izquierdo lamenta que la sociedad se ha familiarizado con la práctica del botellón. En ocasiones, el inicio del consumo de alcohol en menores se ve como un rito de paso de la infancia a la edad adulta. Además, alerta de que la normalización de la práctica del botellón en fiestas patronales ha llevado a que el 80% de los padres crean que el alcohol anima las fiestas.
Villalbí advierte de que los jóvenes que tienen un contacto precoz con el alcohol tienen más probabilidades de desarrollar una dependencia. También señala que el cerebro humano, que se desarrolla habitualmente hasta los 21 años, es más sensible al daño del alcohol.
La necesidad de control parental
En cuanto a los padres, Izquierdo recomienda establecer medidas razonables de control y supervisión, y estar alerta a posibles signos de consumo excesivo en los jóvenes. El psicólogo advierte que los progenitores tienden a pensar que sus hijos beben menos de lo que realmente hacen. Sugiere fomentar la comunicación abierta y comprensiva, ser flexibles pero establecer un marco normativo bien definido. En palabras de Izquierdo: “Caemos en la trampa de pensar que controlar es incompatible con confiar”. Villalbí concluye que en las familias donde existe contacto, comunicación y confianza, hay menos posibilidades de que ocurran problemas con el alcohol.