La Comisión Europea está dando pasos significativos para repriorizar sus objetivos y dirigir su atención hacia el rearme. Esta decisión estratégica, que implica un cambio histórico para la Unión Europea (UE), tiene como objetivo establecer una partida presupuestaria específica para la defensa y la industria armamentística. Así, la UE busca reforzar sus arsenales de manera conjunta, desarrollar grandes proyectos de la industria militar europea y enfrentar de manera más efectiva las amenazas inéditas en un mundo cada vez más convulso.
La batalla por el nuevo marco financiero a siete años comenzará pronto. Este marco sentará las bases para la próxima gran expansión hacia el este, en un contexto marcado por la guerra en Ucrania, un Estados Unidos cada vez más proteccionista, una China asertiva y el envejecimiento de la población europea. En este escenario, la UE se ha vuelto cada vez más consciente de su propia fragilidad, especialmente en lo que respecta a su dependencia militar de Washington y su dependencia de minerales y materiales de Pekín para la transición verde y digital.
La lucha por los fondos comunes y su distribución será intensa. La mayoría de los Estados miembros coinciden en la necesidad de financiación para el rearme y de un capítulo específico que contribuya a la primera Estrategia Europea de Defensa. Sin embargo, la cuestión de dónde procederán estos fondos sigue siendo controvertida. Las voces socialdemócratas ya han señalado que no se pueden realizar recortes en otras partidas para reasignar fondos a la defensa. Países como Italia y España expresan preocupaciones similares, temiendo que la nueva partida pueda resultar en la pérdida de fondos agrícolas y de cohesión.
La política de cohesión y la Política Agrícola Común (PAC) son dos elementos nucleares de los presupuestos comunitarios. Ambas políticas enfrentarán reformas estructurales, lo que probablemente desencadenará una dura batalla. Elisa Ferreira, comisaria encargada de la política de cohesión, ha insistido en que esta no puede ser sacrificada en este contexto. Sin embargo, la mayoría de las fuentes consultadas ya anticipan que se llevarán a cabo reformas en esta política.
La preservación de la PAC y la política de cohesión ha sido un objetivo prioritario para países como España, Italia y Francia. Sin embargo, para Francia, que cuenta con una potente industria de defensa, la línea roja ya no parece tan estricta. Un alto diplomático europeo señaló que si se hace bien, simplemente se tratará de incorporar un nuevo elemento al eje de lo prioritario y reequilibrar la balanza.
Actualmente, los fondos europeos se destinan a temas militares, pero están principalmente incluidos en las partidas de innovación para la industria. Los fondos también se destinan a la movilidad militar dentro de los fondos estructurales. Sin embargo, la incorporación de la defensa en el nuevo marco financiero plurianual puede ocurrir de dos maneras: redistribuyendo los fondos que aportan los Estados miembros, o ampliando el presupuesto y solicitando a los socios que aporten más dinero.
Una idea que ha surgido es la emisión de eurobonos a través de la Comisión Europea, una propuesta respaldada por la primera ministra de Estonia, Kaja Kallas, y el presidente francés, Emmanuel Macron. El comisario de Mercado Interior, Thierry Breton, ha sugerido una cifra de 100.000 millones de euros. Sin embargo, no existe unanimidad sobre esta propuesta, y Alemania y Países Bajos han mostrado escepticismo.
Además de controlar los fondos para la industria de defensa, Bruselas también quiere controlar los fondos para armas. Los tratados comunitarios prohíben la compra de armamento con el presupuesto de la UE. Por lo tanto, las compras de material de defensa para Ucrania se han realizado a través de un fondo intergubernamental, el Fondo Europeo para la Paz. Sin embargo, la Comisión Europea quiere cambiar esta situación, ya que considera que agilizaría los procesos y evitaría largas negociaciones entre los Estados miembros.
La presidenta de la Comisión, Ursula von der Leyen, presentará previsiblemente las propuestas y fórmulas económicas para abordar las nuevas prioridades en defensa en la reunión de jefes de Estado y de Gobierno a finales de junio. Mientras tanto, en Bruselas se siguen haciendo cálculos para ver cómo afrontar el rearme conjunto.