En la escena política argentina, el nombre de Máximo Kirchner, a sus 47 años, destaca por su perfil discreto y austero. Nacido en La Plata, Kirchner ha optado por un estilo de vida sencillo, alejado de las luces de los medios y las redes sociales. En los últimos 20 años, ha salido del país una única vez en un viaje oficial a China, no tiene cuenta en ninguna red social, no usa Whatsapp, no visita restaurantes ni bares y vive en el barrio porteño de Monserrat con una suscripción a las plataformas más económicas.
A pesar de su discreción, su apellido ostenta un peso significativo en la política argentina. Es hijo de Néstor Kirchner y Cristina Fernández de Kirchner, ambos ex presidentes del país. En diciembre de 2007, a la edad de 30 años, Máximo Kirchner fue testigo de cómo su padre entregaba la banda presidencial a su madre. En 2011, tras la muerte de su padre, su madre eligió a su hermana menor, Florencia, para ponerle la banda presidencial en la ceremonia que iniciaba su segundo mandato.
Actualmente, Máximo Kirchner es el único miembro de su familia que ocupa cargos públicos. Es diputado nacional, presidente del Partido Justicialista de la provincia de Buenos Aires y líder de La Cámpora, una agrupación juvenil del kirchnerismo que fundó hace 18 años. Sin embargo, su liderazgo ha sido cuestionado recientemente debido a la derrota del peronismo en las últimas elecciones presidenciales y a las tensiones con el gobernador peronista de la provincia de Buenos Aires, Axel Kicillof.
En una extensa entrevista con EL PAÍS, Máximo Kirchner habló sobre las tensiones internas del peronismo, su relación con sus padres, las causas judiciales que enfrenta su familia por presunta corrupción gubernamental, el fenómeno del político y economista liberal Javier Milei y el reciente conflicto entre España y Argentina.
El diputado justificó su escasa presencia mediática aludiendo a que prefiere evitar la sobreex