En un reciente giro de acontecimientos, Israel ha intensificado su confrontación diplomática con España a través de un comunicado que advierte de represalias contra cualquier entidad que le cause daño. La declaración, emitida por el Ministerio de Exteriores de Israel, también hace hincapié en que los judíos ya no están obligados a convertirse al cristianismo y ahora tienen un Estado propio. Este comunicado se produjo en respuesta a la medida que prohíbe al Consulado de España en Jerusalén prestar servicios consulares a los palestinos en Cisjordania a partir del sábado. Esta medida se anunció la semana pasada como respuesta al anuncio del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, de que reconocerá el Estado palestino junto con Irlanda y Noruega.
La nota diplomática, dirigida a la Embajada de España en Tel Aviv, justifica su decisión en el reconocimiento del Estado palestino y en las «declaraciones antisemitas odiosas e incitadoras» de altos cargos españoles, incluida la vicepresidenta segunda, Yolanda Díaz. La nota advierte que si esta política no se cumple, el Ministerio no dudará en tomar más acciones.
El ministro de Exteriores, Israel Katz, en el comunicado que acompaña a la nota, deja claro que estas son medidas preliminares y acusa a «líderes» españoles «de grave incitación antisemita contra la existencia del Estado de Israel». Katz afirma: «No toleraremos que se dañe la soberanía y la seguridad de Israel. Quien dé un premio a Hamás e intente establecer un Estado terrorista palestino no estará en contacto con los palestinos. Estamos en el año 2024. Se acabaron los días de la Inquisición. Hoy los judíos tenemos un Estado soberano e independiente y nadie nos obligará a cambiar de religión ni amenazará nuestra existencia. Dañaremos a quien nos dañe».
Este comunicado es el último episodio de una crisis que se ha acelerado este fin de semana. El sábado, la ministra de Defensa, Margarita Robles, se convirtió en el primer miembro socialista del Gobierno en calificar «lo que está pasando en Gaza» de «auténtico genocidio». Un día después, el ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel Albares, evitó usar la misma expresión y se limitó a responder que será la justicia internacional la que dictamine si Israel lo está cometiendo.
Albares también criticó con dureza que Katz difundiese un vídeo que mezcla imágenes de la bandera española y de bailaores flamencos con otras del ataque de Hamás el 7 de octubre, que causó casi 1.200 muertos y desencadenó la actual guerra. La diplomacia de Israel ha difundido videos similares dedicados a Irlanda y Noruega.
En la corte mencionada por Albares, el Gobierno de Benjamín Netanyahu recibió la orden de detener de inmediato su ofensiva en Rafah, la zona en el sur de Gaza que han abandonado unas 800.000 personas por miedo o por orden del ejército israelí. Sin embargo, a raíz de que Hamás lanzase su primer ataque con cohetes contra la región de Tel Aviv en cuatro meses, el ejército israelí ha causado una matanza de civiles en una serie de ataques aéreos.
La crisis ha llevado a la muerte de al menos 50 personas y a que decenas resulten heridas por los bombardeos, en el campamento de Tal Al Sultan, precisamente en Rafah, donde el tribunal de La Haya ordenó detener la ofensiva. Las imágenes y reportes muestran cuerpos y el incendio generado por los bombardeos, subrayando la gravedad de la situación.
