En el mundo del baloncesto, los equipos y jugadores rara vez tienen tiempo para detenerse, reflexionar y recuperarse después de una derrota significativa. Tal es el caso del Real Madrid, que, tras la reciente derrota en Berlín, no tiene tiempo para lamerse las heridas. Al contrario, se enfrentan a un desafío inminente en forma de su eterno rival, el Barcelona, que aguarda en las semifinales de la ACB, solo 72 horas después del final del partido en Berlín. Chus Mateo, el entrenador del equipo, resume el sentimiento de la plantilla al decir: «Lloraremos esta noche y nos levantaremos mañana».
Este próximo encuentro contra el Barcelona no solo se presenta como una amenaza, sino también como un acicate. Para el Real Madrid, este partido es una prueba de fuego que tiene el potencial de convertir la temporada en un éxito o en una crisis. Si el equipo consigue eliminar al Barcelona, aún tendrá que enfrentarse a la final, previsiblemente contra el Unicaja, que se enfrenta al UCAM Murcia. Sin embargo, reconquistar la Liga Endesa significaría un triplete lustroso tras la Supercopa y la Copa, además del ‘casi’ de la final de la Euroliga.
A pesar del dolor de la derrota contra el Panathinaikos, la plantilla del Real Madrid mantiene la incertidumbre de no haber renovado. El equipo no ha tenido un año especialmente desafortunado con las lesiones. Aparte del grave percance de Deck en Valencia, Mateo ha llegado al tramo decisivo con la plantilla completa, habiendo podido dosificar esfuerzos durante el extenuante curso.
Destaca la «falta de energías» mostrada en las segundas partes de ambos partidos de la Final Four, donde, en total, anotaron 57 puntos. Un síntoma peligroso para lo que se viene, con un Barcelona que acude más fresco tras no haber participado en la cita de Berlín y finiquitar por la vía rápida al Tenerife el jueves en cuartos.
Además de todo lo que va a suponer el choque deportivo contra un Barcelona consciente de la oportunidad de enderezar su propia temporada, está la batalla en los despachos del propio Madrid. Antes de la Final Four, varios de los que están en proceso de renovación se mostraron optimistas con su continuidad.
Es especialmente destacable el caso de Edy Tavares y Mario Hezonja, quienes mostraron claramente su intención de seguir e incluso bromeando con sus conversaciones con el presidente. Ambos fueron dos de los jugadores que rindieron a un nivel más bajo ante Panathinaikos.
Es seguro que será la última lucha por la ACB de Rudy Fernández, pero tampoco se descarta que lo sea para otros dos veteranos como Sergio Rodríguez y Fabien Causeur. La continuidad de Poirier tampoco parece garantizada y vuelven a sonar los nombres de Lorenzo Brown y Usman Garuba que regresaría tras su periplo NBA y que, además, proporcionaría una plaza de cupo nacional de las que el Madrid anda necesitado.
Estas incógnitas sin resolver demuestran que la presión para el Real Madrid no solo se encuentra en la cancha, sino también en los despachos. Sin duda, todo habría sido más sencillo con la Euroliga conquistada. Sin embargo, el equipo debe enfrentarse ahora a la presión adicional de la Liga Endesa, sin olvidar las lecciones aprendidas en la Euroliga.