Con el creciente auge de los coches eléctricos chinos, Europa se encuentra en una encrucijada en cuanto a cómo responder a esta nueva amenaza oriental. Adolfo Urso, el Ministro de Industria del gobierno italiano, es una de las voces que pide seguir el ejemplo de Estados Unidos: imponer aranceles más duros a los productos chinos.
El gobierno del presidente Joe Biden ha mantenido recientemente algunos de los aranceles establecidos por su predecesor, Donald Trump, e incluso ha incrementado algunos de ellos. Una de las mercancías que ha sufrido un notable aumento en los aranceles es la de los coches eléctricos chinos, cuya tasa ha llegado a cuadruplicarse hasta el 100%.
Urso considera que Europa debería tomar nota y aplicar una estrategia similar. El ministro italiano cree que la imposición de aranceles más altos a los productos chinos podría ser una forma efectiva de proteger a la industria automotriz europea del creciente poder de China en este sector. El ministro ha sugerido que estas medidas podrían entrar en vigor tan pronto como en noviembre de este año.
Sin embargo, la propuesta de Urso ha generado un debate considerable en la industria automotriz europea. Algunas voces han argumentado que en lugar de imponer aranceles, lo que se necesita es revisar el modelo actual para encontrar formas de ahorrar costes y ser más competitivos.
Este debate surge en un momento en que empresas chinas como BYD y Chery están buscando establecerse en Europa. Estas compañías representan una nueva ola de fabricantes de automóviles que están dispuestas a entrar en una guerra de precios para ganar cuota de mercado.
No obstante, las medidas propuestas por Urso solo afectarían a los coches fabricados en China, no a los vehículos de marcas chinas que se producen en Europa. Es importante mencionar que empresas como Chery ya tienen planes de instalarse en Europa y de utilizar kits de ensamblaje con piezas procedentes de China.
En este contexto, algunos gigantes de la industria automotriz europea, como Volkswagen y Stellantis, han expresado su desacuerdo con la idea de que los aranceles sean la única solución a la amenaza china. Para Stellantis, la mejor defensa es participar en la ofensiva china y traer al mercado europeo modelos como el Leapmotor T03 y el SUV C10.
Por su parte, Volkswagen ha enfatizado la necesidad de recortar costes en la fabricación de modelos para poder ser competitivos. Como respuesta, Stellantis ha empezado a fabricar el nuevo C3 y ë-C3 en una plataforma pensada originalmente para un modelo low-cost y con una batería que busca reducir su precio de fabricación.
En última instancia, la respuesta de Europa a la creciente amenaza de los coches eléctricos chinos seguirá siendo objeto de debate en los próximos meses. Con las elecciones al Parlamento Europeo a la vuelta de la esquina, es probable que este tema siga ocupando un lugar destacado en la agenda política y económica del continente.