El reciente proceso electoral en Lituania ha culminado con la reelección del presidente, Gitanas Nauseda, quien ha logrado mantener su cargo al obtener más del 78% de los votos, según los primeros datos del escrutinio oficial. Los ciudadanos lituanos acudieron a las urnas en medio de crecientes tensiones en la zona del Báltico, con el temor latente de un posible ataque ruso.
Estos comicios presidenciales han sido considerados como uno de los más importantes del siglo para el país báltico. Esto se debe a que el presidente de Lituania no solo dirige las Fuerzas Armadas, sino que también preside el organismo supremo de política de defensa y seguridad nacional y representa al país en las cumbres de la Unión Europea y la OTAN. Además, la política exterior y de defensa del presidente de Lituania son asuntos sensibles para Europa debido a la posición estratégica del país en el flanco oriental de la OTAN.
El presidente Nauseda y su vieja rival, la primera ministra Ingrida Simonyte, han mantenido durante la campaña posturas críticas hacia Rusia y Bielorrusia. Ambos candidatos han propuesto incrementar el gasto en defensa hasta al menos el 3% del PIB de Lituania, desde el 2,75% previsto para este año. Sin embargo, el mandatario es conservador en lo social y se ha enfrentado a Simonyte en temas como el reconocimiento legal de las uniones civiles entre personas del mismo sexo.
Nauseda, que ha ocupado el cargo desde 2019, ha sido considerado el favorito para ganar desde el inicio de la campaña. Su amplia experiencia profesional como destacado economista del grupo bancario sueco SEB y su independencia política (no está afiliado a ningún partido) han sido factores que han jugado a su favor. Sin embargo, su actitud algo infantil y su capacidad para «coquetear con los radicales hasta cierto punto», según el analista Vaidas Saldinas, han generado cierta controversia.
Por su parte, Simonyte, que pertenece al gobernante partido de centroderecha Unión Nacional, ha obtenido el segundo lugar con un 20% de los votos. Esta es la segunda vez que ambos compiten en una segunda vuelta presidencial; en 2019, Nauseda venció a Simonyte con el 66% de los votos.
El escenario electoral estuvo marcado por el temor a un posible sabotaje ruso. Durante la campaña se conocieron nuevos detalles sobre misteriosos ataques a instalaciones lituanas y polacas, lo que ha llevado a diversos analistas a sugerir que se trata de una estrategia de Moscú en su conflicto con Ucrania. A pesar de que Rusia ha negado en repetidas ocasiones la posibilidad de atacar a un miembro de la OTAN, Lituania, que ha sido un sólido aliado de Ucrania desde la invasión rusa de 2022, teme ser la siguiente ex república soviética en ser atacada.
En la recta final de la campaña, se difundió un informe oficial ruso que apuntaba a que Moscú podría revisar las fronteras de sus aguas territoriales en el mar Báltico, lo que provocó una respuesta firme del Ministerio de Asuntos Exteriores de Lituania. Además, un incendio en una tienda IKEA en Vilna fue calificado como un acto de sabotaje, y el primer ministro polaco, Donald Tusk, afirmó que Rusia orquestó una serie de ataques incendiarios tanto en Polonia como en Lituania.
Este escenario de tensión y el reciente proceso electoral en Lituania reflejan la compleja y delicada situación política y de seguridad en la región del Báltico. En este contexto, la reelección de Nauseda como presidente de Lituania adquiere un significado particular, dando continuidad a una política exterior y de defensa que busca fortalecer su posición frente a posibles amenazas y garantizar la seguridad de la nación.