Experimenta una aventura inolvidable en esta furgoneta camper Volkswagen Escarabajo con parachoques de madera y motor trasero indestructible.

Vive la mejor aventura en esta furgoneta camper con parachoques delantero de madera y motor trasero irrompible de Volkswagen Escarabajo

La década de los 70 fue testigo del surgimiento de un vehículo excepcionalmente innovador y radicalmente diferente: el Brubaker Box. Este vehículo, que parece sacado de una película futurista de la época, era una furgoneta deportiva que se convirtió en el sueño de los amantes del surf y las aventuras al aire libre.

El Brubaker Box era una especie de camper van que te permitía viajar de playa en playa en busca de las mejores olas. Su diseño audaz y transgresor, con una alfombra de pelo, sillones de vinilo y una nevera en el salpicadero, combinaba un estilo lúdico y desenfadado con la funcionalidad necesaria para vivir la vida nómada de los surfistas.

El vehículo estaba basado en el chasis del Volkswagen Beetle, un coche conocido por su fiabilidad y facilidad de reparación. Conservaba el motor bóxer original de 4 cilindros y 1.6l del Beetle, pero estaba envuelto en una carrocería de fibra de vidrio con un diseño futurista y anguloso. Destacaban los paragolpes prominentes de madera, que añadían un toque de originalidad y autenticidad al vehículo.

El Brubaker Box fue el resultado del trabajo de un equipo apasionado dirigido por Curtis Brubaker, un diseñador formado en el prestigioso Art Center de Los Ángeles que había trabajado en el desarrollo de importantes jet privados como el Lear Jet, y en el diseño de interiores para los Cadillac y algunos prototipos de General Motors.

Brubaker decidió aprovechar el creciente fenómeno de las furgonetas que había comenzado en los 60 con las Volkswagen Transporter. Inspirado por la cultura del surf de la época, decidió crear un vehículo que incorporara las características del popular Volkswagen Beetle buggy, pero con un diseño más atractivo y funcional.

El Brubaker Box estaba compuesto por 13 paneles fabricados en fibra de vidrio que se montaban en un chasis rígido de tubo de acero que se anclaba al chasis del Escarabajo. El espacio interior era sorprendentemente amplio, gracias a la reconfiguración de la posición del parabrisas delantero y la luna trasera.

El vehículo tenía muchas peculiaridades, como una única puerta corredera en el lado del copiloto, por lo que algunos de los controles del coche se instalaron en el lado de la puerta del conductor. La parte delantera contaba con dos asientos y la trasera con un sillón corrido donde los pasajeros podían ir sentados o tumbados a placer. Además, el techo se podía retirar para disfrutar del cielo estrellado durante cualquier pernocta.

A pesar de su diseño innovador y su popularidad entre los surfistas, la producción del Brubaker Box se vio obstaculizada por varios problemas. Volkswagen se negó a proporcionar los chasis desnudos necesarios para la construcción del vehículo, lo que obligó a Brubaker a comprar los Volkswagen Beetle nuevos, desmontar sus partes y montar las nuevas, lo que encareció todo el proceso.

Desafortunadamente, la empresa de Brubaker cerró en 1972 después de producir solo tres unidades. Sin embargo, uno de los inversores iniciales, Mike Hansen, se quedó con los moldes de fabricación y construyó otras 50 unidades bajo el nombre de Automecca Roamer Sports Van.

Pocas de estas unidades han sobrevivido al paso del tiempo. La unidad que aparece en las fotos de este artículo fue encontrada en el desierto de California y restaurada en las condiciones más originales posibles. Fue vendida en Ebay por unos 63.000 dólares hace unos años, lo que demuestra el valor y el atractivo duradero del Brubaker Box.

En resumen, el Brubaker Box es un vehículo que representa a la perfección el espíritu de libertad y aventura de los años 70. Aunque su producción fue limitada, su diseño innovador y su funcionalidad han dejado una huella imborrable en la historia del automóvil. Para los amantes

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