El día de hoy reportamos acerca de un ataque devastador que ocurrió el sábado en la ciudad ucraniana de Jrkiv, la segunda ciudad más grande del país. La ciudad sufrió bombardeos durante una temible noche, y la violencia continuó a medida que los rusos bombardearon un centro comercial durante la tarde. Este centro comercial era uno de los pocos que permanecían en funcionamiento, y estaba lleno de gente en el momento del ataque. Con este acto, Rusia suma una semana más de terror y destrucción contra objetivos civiles en la región, mientras que sus tropas han quedado atascadas más al norte.
La cifra oficial de muertos hasta el momento es de siete, y hay 16 heridos. Sin embargo, los equipos de rescate temen que el número de víctimas aumente. El Epicentre, el centro comercial atacado, es un gran establecimiento dedicado a los materiales de construcción. Este es uno de los pocos negocios que aún funcionan en esta región de Ucrania, ya que la gente necesita estos productos para tratar de reconstruir sus hogares que han sido destruidos por la primera ocupación rusa (de febrero a noviembre de 2022) o por los continuos bombardeos lanzados desde el lado ruso de la frontera.
Igor Tjerov, el alcalde de la ciudad, afirmó que había al menos 200 personas en el interior del centro comercial en el momento del ataque. Las cámaras de seguridad capturaron imágenes del estacionamiento del establecimiento, lleno de vehículos a esa hora. También grabaron el impacto de las bombas, que son artefactos antiguos pero con un nuevo kit de guiado por láser. Esto indica que los pilotos rusos que lanzaron estos proyectiles lo hicieron de manera deliberada.
Este bombardeo ocurre después de una información publicada por Reuters en la que se aseguraba que Vladimir Putin estaba dispuesto a un alto el fuego siempre que las líneas quedaran como están hoy y el resto del mundo reconociera como rusas las zonas conquistadas. Sin embargo, cada vez que desde el Kremlin se ha hablado de paz, los hechos siempre han señalado lo contrario: la escalada.
La región de Jrkiv está siendo objetivo de una dura ofensiva terrestre por parte de las tropas rusas desde hace más de dos semanas. La ciudad, que antes de la guerra contaba con 1.5 millones de habitantes, está situada cerca de la frontera rusa en el noreste de Ucrania.
El presidente Zelenski publicó en su cuenta de X un vídeo en el que se aprecian los momentos posteriores al ataque al hipermercado, con una gran humareda saliendo del incendio generado. En las imágenes también se observa el difícil trabajo de los bomberos en la zona y algunos cuerpos de las víctimas.
Zelenski afirmó: «Este ataque es otra manifestación de la locura rusa. Solo locos como [el presidente ruso Vladimir] Putin son capaces de matar y aterrorizar a la gente de esta manera». El presidente ucraniano insistió en que su país necesita poder defenderse y que para ello son urgentes los sistemas de defensa aérea de los aliados occidentales.
En el fondo de este asunto está el veto occidental a que Ucrania pueda usar las armas de largo alcance entregadas por sus aliados contra objetivos en suelo ruso. Estos aviones que lanzan estas bombas guiadas pueden hacerlo cómodamente desde Rusia, a una distancia prudencial para no ser derribados, actuando impunemente. Si los ucranianos pudieran usar este armamento, como los misiles ATACSM contra el aeródromo de Voronesh desde el que despegan, estos aviones tendrían que refugiarse mucho más lejos. Y lo mismo sucede con las lanzaderas de misiles rusos o las concentraciones de militares para invadir el territorio ucraniano.
La ansiedad de los ucranianos por no tener defensas aéreas adecuadas queda subrayada con este ataque. La ciudad de Jrkiv y sus habitantes siguen sufriendo las consecuencias de esta violencia desenfrenada y sin sentido.