En un acontecimiento crucial para el partido laborista, Keir Starmer ha marcado su presencia en el bastión independentista de Glasgow, Escocia, con un mensaje claro a favor de la unidad: «No hay laborismo sin Escocia«. Esta visita se alinea con la estrategia de «reconquista» del partido laborista que busca recuperar el terreno perdido en Escocia.
Starmer llegó a la región precedido por la noticia del histórico sorpasso sobre el Partido Nacional Escocés (SNP) por primera vez desde el referéndum de independencia del 2014. Según la encuesta, un 33% de los votantes se inclina por el Partido Laborista frente al 31% que opta por el SNP, que está experimentando una grave crisis interna tras nombrar su tercer líder en año y medio, John Swinney.
Starmer, siguiendo la estela de su predecesor escocés Tony Blair, subrayó que «una Escocia fuerte es esencial para la renovación nacional«. Su ambición es arrebatar hasta la mitad de los 49 escaños en Westminster al SNP. Desde su ascenso como líder laborista en el 2020, se estima que ha capturado hasta una quinta parte del voto nacionalista.
Rishi Sunak, el actual primer ministro, también visitó Escocia un día antes que Starmer, en medio de la campaña electoral. Sin embargo, su discurso sobre el control de la inmigración en una zona amenazada por la despoblación se consideró fuera de lugar. A diferencia de Sunak, Starmer no compite en Escocia directamente con los tories, sus objetivos son los escaños de los nacionalistas.
El líder laborista estuvo respaldado por el líder laborista escocés, Anas Sarwar, de 41 años, hijo de inmigrantes paquistaníes. Sarwar acusó a los nacionalistas de haberse obsesionado con su «agenda independentista» y de haber olvidado «las prioridades de los escoceses».
En una entrevista con la BBC, Starmer, conocido por su discreto carisma, aseguró que no hará «promesas que no seamos capaces de cumplir», pero reiteró que sus máximas prioridades serán la estabilidad económica y la salud pública. En política internacional, el líder laborista reconoció «el derecho a un estado de Palestina» junto a «un estado de Israel seguro».
El segundo día de campaña de Starmer comenzó con una sorpresa: el ex líder laborista Jeremy Corbyn anunció que se presentará como independiente en su distrito de Islington. Starmer, que propició la salida de Corbyn del partido y emprendió una purga de corbynistas en su giro hacia el centro, ahora enfrentará un nuevo desafío. Esta decisión de Corbyn podría dividir a los votantes laboristas y complicar los planes de Starmer de reconquistar a los votantes escoceses.
La visita de Starmer a Glasgow y su mensaje a favor de la unión revelan la importancia estratégica de Escocia en la renovación del laborismo. Con el SNP en crisis y la popularidad del laborismo en alza, la «reconquista» laborista puede ser una realidad. Sin embargo, el desafío que presenta Corbyn y las dinámicas cambiantes de la política escocesa podrían poner a prueba la habilidad de Starmer para navegar estas aguas turbulentas.