En el mundo de la tecnología, NVIDIA es un nombre que resuena con autoridad. Esta exitosa empresa cuya cuota de mercado en el segmento de PC es aplastante, ha visto sus acciones aumentar más del 2.510% en cinco años. Es una referencia líder en hardware diseñado para la computación de inteligencia artificial y continúa sorprendiendo semanalmente con innovaciones y prototipos nuevos. Pero, ¿sabías que esta compañía estuvo a punto de desaparecer a finales de la década de 1990?
La historia, que ha resurgido gracias a TechSpot, nos lleva de vuelta a los días en que NVIDIA, una empresa que apenas llevaba cinco años en el mercado, coqueteaba con la bancarrota y la desaparición. En aquel momento, la icónica compañía de videojuegos Sega estaba en proceso de tomar una decisión crucial: elegir a la empresa que produciría el chip gráfico para su última consola, la Dreamcast.
En aquel entonces, NVIDIA ya había lanzado su primer acelerador gráfico, el NV1, que no dejó una gran huella en el mercado. Sin embargo, estaban trabajando en su segundo desarrollo, el NV2, que durante algún tiempo fue candidato para impulsar los gráficos de la Dreamcast.
Sega estaba consciente de lo que estaba en juego con esta generación de consolas y decidió apostar a lo grande. Tenían dos opciones viables en la mesa; una liderada por Shoichiro Irimajiri, entonces máximo responsable de Sega en Estados Unidos, y otra liderada desde Japón por Hideki Sato. Irimajiri decidió apostar por NVIDIA para la GPU de Dreamcast, y la compañía dedicó un año a trabajar en este proyecto.
Después de un año de trabajo intenso, NVIDIA se dio cuenta de que no podía cumplir con las necesidades de Sega. Peor aún, el abandono del proyecto podría llevar a la compañía a la bancarrota. En ese momento, Irimajiri decidió pasar su proyecto a 3DFX (que años después, sería parcialmente absorbida por NVIDIA). Finalmente, la propuesta de Hideki Sato (CPU de Hitachi y GPU de PowerVR) fue la que se impuso.
Entonces, ¿qué salvó a NVIDIA de una muerte segura? La respuesta se encuentra en la relación personal entre Jen-Hsun Huang, cofundador de NVIDIA, y Shoichiro Irimajiri. Irimajiri aún veía potencial en NVIDIA, y a pesar de que quedaron fuera del proyecto Dreamcast, Sega decidió invertir 5 millones de dólares en NVIDIA. Esta inversión resultó ser un balón de oxígeno para NVIDIA, que permitió a la compañía recuperarse y comenzar a hacer historia en el mundo de los chips gráficos.
La inversión de Sega en NVIDIA fue a corto plazo, ya que Irimajiri, que luego fue promovido a CEO de Sega, dimitió en 1998 y Sega decidió vender su participación en NVIDIA. Sin embargo, la inversión inicial de 5 millones de dólares se convirtió en un reembolso de 15 millones de dólares, ya que para entonces la situación de NVIDIA había mejorado significativamente, gracias en parte al éxito de su chip RIVA TNT.
Esto nos lleva a plantearnos dos preguntas. La primera, ¿qué habría sido de NVIDIA sin la inversión de Sega? Y la segunda, ¿qué habría sido de Sega si hubiera mantenido su participación en NVIDIA? ¿Y si Sega hubiera mantenido su participación en NVIDIA, una de las empresas tecnológicas más exitosas de la actualidad? Estas son preguntas que, aunque no tienen una respuesta definitiva, sin duda hacen volar la imaginación.