Macron propone suspensión de reforma electoral y referéndum para detener la «insurrección» en Nueva Caledonia | Sección Internacional

EL PAÍS

El presidente de Francia, Emmanuel Macron, ha propuesto una pausa en la controvertida reforma electoral en Nueva Caledonia, además de un nuevo referéndum, en un intento por resolver la crisis más grave que ha afectado a la colonia en las últimas cuatro décadas. Durante una visita de menos de 24 horas al archipiélago francés del Pacífico, Macron denunció un «movimiento de insurrección absolutamente inédito» y prometió que las autoridades recuperarán «cada barrio, cada rotonda, cada barrera».

El conflicto en este territorio comenzó el 13 de mayo en respuesta a la aprobación en París de una ley que actualiza el censo electoral del territorio, ampliándolo, y que amenaza con diluir el peso del voto independentista. En una serie de reuniones con autoridades locales, partidarios y opositores de la independencia, empresarios y jóvenes, Macron declaró: «Me he comprometido a que esta reforma no se imponga ahora en el contexto actual, y que nos demos unas semanas para permitir el retorno de la calma y el regreso del diálogo con vistas a un acuerdo global”.

Este acuerdo global, según Macron, debe abordar, además del censo electoral, la organización de los poderes en el archipiélago, las desigualdades económicas en la isla, el futuro de la industria del níquel y el voto de autodeterminación, entre otras cuestiones. «Deseamos que este acuerdo sea sometido al voto de los caledonianos», añadió el presidente.

La propuesta de Macron para recuperar la calma depende de que se levanten rápidamente los bloqueos y que tanto independentistas como no independentistas retomen el diálogo. No está claro si lo aceptarán, pero es la condición para que se aparque el proyecto de reforma de la Constitución francesa que modificaría sustancialmente el cuerpo electoral, proyecto ya adoptado por mayorías claras por el Senado y la Asamblea Nacional en París. Los no independentistas están conformes con la reforma, mientras que los independentistas se oponen a ella.

El calendario establecido por Macron preveía la adopción definitiva de la norma, por parte de ambas cámaras, antes de finales de junio; ahora estos planes quedan en el aire. En un mes, Macron evaluará los avances en el diálogo y la pacificación y decidirá en consecuencia. De momento, ha anunciado ayudas para la reconstrucción, así como el despliegue de unidades especiales y helicópteros y blindados.

El presidente ha pedido a los responsables políticos locales que hagan un llamamiento para despejar los bloqueos «en las horas y días venideros». «Si esto ocurre, se levantará el estado de urgencia», ha prometido.

El actual censo de Nueva Caledonia data de 1998. Con la reforma, se incluiría en él a los nacidos desde entonces y a quienes lleven más de 10 años residiendo en el archipiélago, lo que implicará una reducción del peso de la población autóctona, los kanakos, en favor de la población de origen europeo, los caldoches. En Nueva Caledonia, con una población de unos 270.000 habitantes, hoy se declaran kanakos un 41% de residentes; un 24%, caldoches.

Los tres referéndums celebrados entre 2018 y 2021 debían culminar el largo proceso que se inició con los Acuerdos de Matignon en 1988, que pusieron fin a una casi guerra civil en Nueva Caledonia. En las tres consultas, triunfó el no a la independencia. Pero el tercero y último previsto por la ley, en vez de cerrar heridas, las reabrió. Los independentistas llamaron al boicot porque consideraban que la pandemia impidió votar en condiciones. Además, acusaban al Estado de haber abandonado su papel de árbitro y haber asumido el de abogado de la Nueva Caledonia francesa. Con una participación de un 44%, la negativa a independizarse sumó el 96% de votos.

«Nadie vio venir este nivel de organización y de violencia», ha dicho Macron, antes de esbozar una especie de mea culpa. «Hay que constatar que hoy no hay una visión de futuro común», ha añadido. También ha mencionado que «las desigualdades sociales han seguido creciendo» en el territorio. Además, ha admitido que los referéndums «no han permitido pacificar las cosas»: «Al poner en marcha una lógica de bloques, de sí o no, condujeron a los sectores a oponerse».

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