El baloncesto es un deporte de emoción, pasión y drama. Tanto es así que a veces, un partido puede ser tan intenso que se convierte en algo más que un simple juego. El reciente partido del Real Madrid contra el Baskonia en la liga de la Euroliga fue un ejemplo perfecto de esto. Detrás del resplandor del Real Madrid, de la fiesta que Campazzo creó para dejar a su equipo a un paso de la Final Four, de la competitividad recuperada, de los 101 puntos, de las 24 asistencias y del 2-0 al Baskonia, hubo una extraña acción que dejó al público de WiZink boquiabierto y enrarecido.
Mario Hezonja, el ángel y demonio de la cancha, fue expulsado por una doble técnica cuando todo ya estaba resuelto. Todo ocurrió en el minuto 37, el Madrid estaba 20 puntos arriba, el partido estaba visto para sentencia y el equipo estaba en alegría colectiva y puados de buenas noticias para un equipo que se dispone a atravesar la hora de la verdad del curso. Hezonja realizó una penetración por línea de fondo, se produjo una falta que quizás se debió pitar (o no) por un choque con Dani Díez, un mal golpe contra los fotógrafos y las protecciones y unas protestas desde el suelo que acabaron en técnica. Y, camino del tiempo muerto, la segunda. Y el huracán.
El croata, desquiciado instantáneamente con el veterano árbitro Sasa Pukl, continuó con el enfado y acabó expulsado. El cabreo continuó en el banquillo, durante el tiempo muerto. Botellas contra el suelo, patadas y la ira cuando le indican que tiene que abandonar la cancha. Bracea, desafía desde la distancia a Pukl y varios miembros del staff se tienen que llevar a Hezonja al vestuario. Sin él, volvió la calma.
Este no es el primer cortocircuito de Hezonja, un jugador tan genial como visceral. Ya en la primera parte se las tuvo con Chus Mateo y con Musa. En el partido del martes, también mostró sus malas pulgas por los ajustes defensivos con Markus Howard. En la Copa se las tuvo con Llull… Y así, cientos de ocasiones.
El contexto de la combustión de Hezonja se explica también en su floja segunda parte, tras un primer cuarto de siete puntos (un precioso triple desde el logo incluido) y de ocho lanzamientos. En la jugada previa al volcán, había fallado un lanzamiento precipitado desde seis metros. Y justo después Rogkavopoulos le enchufó un triple en la cara.
La polémica rodea de nuevo a Hezonja, que llegaba al segundo envite de cuartos lastrado por un golpe que recibió el martes. Su futuro sigue en el aire, pues no ha aceptado las propuestas de renovación del Madrid y aumenta el ruido de su posible marcha al Panathinaikos griego.
En sala de prensa nadie entró a valorar el penúltimo enfado de Hezonja. Chus Mateo hizo un balance positivo de un triunfo que les deja a las puertas de Berlín. Su equipo es el único de los cabezas de serie de la Euroliga que ha logrado mantener el factor cancha. «Ofensivamente hemos estado bien, pero defensivamente hacemos un esfuerzo para cubrir las fortalezas de un gran equipo como el Baskonia. Juega muy bien al contrataque, tira muy bien y rebotea muy bien. En la primera parte han hecho 10 de 20 (en triples). No por mala defensa nuestra. Hemos mantenido ese ritmo y si lo hacemos así y no dudamos, aunque cometamos fallos, podemos estar en disposición de ganar el partido. Hemos tenido fe hasta el final y hemos conseguido abrir brecha», reflexionó.