El Real Madrid se encuentra en la cúspide de su juego, con su atención fija en el trofeo que define su identidad como equipo. Se acerca la Final Four en Berlín, la décima en las últimas 13 ediciones, y las alarmas competitivas del club blanco se disparan. En su enfrentamiento de cuartos de final contra el Baskonia, un viejo adversario siempre incómodo y audaz, el Real Madrid exhibió una versión coral, consistente y temida, que resultó en una victoria por 90-74.
El Baskonia, que luchó con valentía pero con poco aliento, pagó el precio de haberse esforzado al máximo para llegar a los playoffs de la Euroliga cinco años después. El reciente play in se convirtió en una gran fiesta para ellos, pero mientras tanto, su rival no dejaba de afilar el colmillo. Esto se reflejó en la cancha del WiZink, donde el panorama fue totalmente distinto al de hace apenas 15 días, cuando los comandados por Dusko Ivanovic se impusieron.
Esta vez, los blancos no dejaron resquicios. Fueron sólidos en defensa, con Tavares como último bastión, mostrando la versión MVP de la pasada Final Four. En ataque, el equipo demostró una electricidad imparable, con el talento de los Brates, Musa y Hezonja, marcando territorio desde el primer cuarto.
A pesar de la habilidad de Markus Howard para desequilibrar el juego, el Madrid aprendió la lección: la obsesión no es el antídoto contra el talento del genio de origen puertorriqueño. Howard lanzó y anotó, a menudo de formas increíbles, sin importar quién estuviera delante. Sin embargo, un golpe con Rudy lo dejó mermado, y el Baskonia siempre estuvo a la zaga.
El Chacho, Sergio Rodríguez, encendió su lamparita, ofreciendo un puñado de asistencias brillantes y un triple que celebró con rabia, recordando la magia que desplegó en el mismo punto de la temporada pasada.
El Baskonia, por su parte, mostró una cierta sensación de impotencia. Tras una temporada llena de irregularidades, quedaron fuera de la Copa y tuvieron problemas para entrar en los playoffs de la ACB. La ausencia de Moneke, por un esguince, les dejó sin energía y sin rebote.
Tras el descanso, el Madrid asestó otro golpe con un 8-0 que aumentó la ventaja. Musa lideraba en anotación, y Yabusele se unía a la fiesta. Y cuando el partido ya estaba decidido, llegó un momento único: Sergio Llull alcanzó y superó el récord de triples de Juan Carlos Navarro en la historia de la Euroliga. Llull, con su 634 triple, recibió el reconocimiento de todo el WiZink.
El jueves se celebrará el segundo envite. El Real Madrid y el Baskonia se enfrentarán de nuevo en una batalla que promete ser igual de emocionante. El club blanco, con su juego coral y sus figuras en plena forma, buscará consolidar su posición de liderazgo. Por su parte, el Baskonia deberá encontrar la manera de recuperarse y hacer frente a uno de los equipos más potentes de Europa.