La tensión política en Nicaragua ha alcanzado un nuevo pico con la reciente confrontación entre dos hermanos, ambos figuras prominentes en el gobierno del país. El ex comandante en jefe del Ejército sandinista, Humberto Ortega, ha sido sometido a una forma de arresto domiciliario por orden de su hermano mayor, el actual presidente de Nicaragua, Daniel Ortega.
La decisión de Daniel Ortega de restringir la libertad de su hermano se produjo después de una entrevista que Humberto Ortega concedió a Infobae, un medio argentino. En la entrevista, Humberto Ortega expresó su preocupación por la deriva autoritaria de su hermano y cuestionó la viabilidad de la dinastía política familiar que el presidente está tratando de establecer.
Tras las declaraciones de Humberto Ortega, la Policía Nacional de Nicaragua emitió un comunicado en el que informaba que agentes y médicos habían realizado una visita a su residencia «para realizar todas las valoraciones necesarias». Este comunicado, que también incluía detalles sobre el estado de salud de Humberto Ortega, fue interpretado por muchos como una advertencia o amenaza velada contra el ex comandante en jefe.
Violeta Chamorro, quien fue encargada de la primera parte de la transición después de la victoria electoral en 1990, ha estado manteniendo una distancia política con la deriva totalitaria de Daniel Ortega. En varias ocasiones, Humberto Ortega se ha posicionado como un actor político equidistante entre el gobierno y la oposición.
En la entrevista con Infobae, Humberto Ortega criticó la estrategia de Daniel Ortega y su esposa, Rosario Murillo, de promover a su hijo Laureano Ortega como su sucesor. Laureano Ortega, quien además de su papel en las relaciones políticas y económicas con los aliados rusos y chinos también es un tenor de ópera, no tiene la experiencia política necesaria para liderar el país, según Humberto Ortega.
Humberto Ortega también puso en duda la capacidad de la familia Ortega para mantener su poder en ausencia de Daniel. Según él, la única forma de evitar el caos sería a través de un papel activo del Ejército y de la Policía Nacional, que deberían trabajar juntos para llevar a cabo un proceso electoral en un plazo de un año o menos.
Además, Humberto Ortega denunció que había planes para asesinarlo debido a sus críticas al gobierno. «Prefiero morir defendiendo estos principios que darles un chance para que me humillen», declaró.
Poco después de la publicación de la entrevista, la Policía y un grupo de agentes allanaron la casa de Humberto Ortega, confiscaron sus teléfonos y ordenadores y lo pusieron bajo vigilancia policial.
La comandante dos durante la guerra contra la dictadura de Somoza, Dora María Téllez, quien ahora vive en Estados Unidos, reaccionó a la noticia declarando que Humberto Ortega se había convertido en un perseguido político. Según ella, las declaraciones de Humberto Ortega habían tocado un tema muy sensible, ya que sugerían que el estado de salud de Daniel Ortega era grave y que su ausencia podría ser inminente.
Esta historia es un ejemplo de cómo la lucha por el poder puede dividir incluso a las familias más unidas y cómo las ambiciones políticas pueden llevar a situaciones de gran tensión y conflicto. A medida que la situación en Nicaragua continúa desarrollándose, todos los ojos estarán puestos en cómo se desarrollará la relación entre los hermanos Ortega y cuál será el futuro de la dinastía política que han construido.