Rusia está una vez más en el centro de las controversias internacionales con su reciente movimiento para expandir sus fronteras marítimas en el Mar Báltico, lo que ha causado alarma entre sus vecinos y aliados de la OTAN, particularmente Finlandia y Lituania. Esta acción es el último de una serie de intentos por parte del Kremlin para socavar la unidad de la Unión Europea (UE) y desestabilizar a varios Estados miembros a través de campañas de desinformación, propaganda y sabotaje.
El Ministerio de Defensa ruso ha propuesto redibujar las coordenadas de sus límites marítimos y declarar como aguas marinas interiores, es decir, territorio nacional, una parte ubicada al este del golfo de Finlandia y otra zona próxima a dos ciudades del enclave de Kaliningrado. Esta propuesta ha elevado la inquietud de los aliados de la Alianza Atlántica, especialmente porque ocurre más de dos años después de la invasión a gran escala de Ucrania por parte de Rusia. Lituania ha denunciado el movimiento como “otra operación híbrida” de Rusia.
El plan ruso se publicó inicialmente en el portal jurídico del Ministerio de Defensa y luego se eliminó sin explicación. Esta acción ha suscitado la dura condena de Estonia, Finlandia, Lituania y Letonia. La iniciativa llega semanas después de que varios aliados de la OTAN acusaran a Moscú de interferir en los GPS de las aerolíneas sobre el mar Báltico. De llevarse a cabo, Moscú podría amenazar con interceptar a partir de ahora las embarcaciones y aviones de terceros países que crucen las zonas que Rusia considere suyas.
El Kremlin argumenta que las coordenadas de sus fronteras marítimas actuales, establecidas en 1985, “no se corresponden completamente con la situación geográfica actual”. Según Rusia, estos límites se elaboraron usando cartas de navegación a pequeña escala del siglo XX que “no permiten determinar el límite externo de las aguas del mar interno”.
En los últimos meses, mientras incrementa su empuje en Ucrania, Rusia ha intensificado sus sabotajes, ciberataques y operaciones híbridas, según fuentes de inteligencia occidental. El vicesecretario general de la OTAN, Mircea Geoana, ha advertido del incremento de las actividades rusas, señalando los grupos de hackers rusos vinculados al GRU de Rusia, su agencia de inteligencia militar, que han dirigido ataques a infraestructuras en diversos países.
El ministro de Exteriores de Lituania, Gabrielius Landsbergis, ha criticado duramente el plan ruso de redibujar las fronteras marítimas. Lituania ha definido el movimiento como una “escalada obvia contra la UE y la OTAN”, y ha pedido una respuesta firme y apropiada. El país ha convocado a un representante diplomático ruso para pedirle explicaciones y ha asegurado que coordinará su respuesta con los aliados.
El portavoz del Kremlin, Dmitri Peskov, ha asegurado que no hay “nada político” en la propuesta de redibujar las fronteras marítimas. Sin embargo, ha señalado que las crecientes tensiones y la confrontación en la región del Báltico exigen acciones de las agencias pertinentes para garantizar la seguridad de Rusia.
El documento ruso prevé revisar la línea marítima a partir de sus costas. En el caso de la frontera con Finlandia, modificaría su extensión naval tomando como referencia las islas rusas, y en Kaliningrado modificaría la extensión de sus aguas territoriales junto a las ciudades de Baltiisk y Zelenogradsk.
Elina Valtonen, la ministra de Exteriores finlandesa, ha respondido que la Convención de las Naciones Unidas sobre el Derecho del Mar contiene disposiciones sobre la definición de las zonas marítimas costeras y sobre cómo revisarlas, y que supone que Rusia, como parte de la convención, actúa en consecuencia. Finlandia, que se unió a la OTAN en 2023 en un procedimiento acelerado, ha advertido que no está confusa ante los movimientos de Rusia.
Vladímir Putin, el presidente ruso, ha ordenado este año reforzar la presencia de tropas en la frontera con Finlandia. Además, la inteligencia noruega denunció en 2023 que la flota rusa báltica estaba armada con armas nucleares por primera vez en tres décadas, y los medios nórdicos informaron también de la presencia de navíos rusos preparados para sabotear los cables submarinos.
Antes de la invasión de Ucrania, el concepto amplio que Rusia tiene de sus aguas territoriales ya había provocado incidentes graves con Kiev. El más notorio ocurrió en 2018 cuando la armada rusa capturó a 24 marinos ucranios cuando sus tres embarcaciones se disponían a cruzar el estrecho de Kerch, que separa el mar Negro del mar de Azov. La Guardia Costera rusa disparó contra los barcos con la excusa de que las aguas territoriales de Crimea, anexionada ilegalmente en 2014, eran suyas.