¿Cómo pueden las aplicaciones de citas como Tinder impactar en la salud mental? Anatomía de un ‘match’ | Salud y bienestar

EL PAÍS

En las últimas dos décadas, la forma en que nos relacionamos ha cambiado drásticamente. Mireia, una psicóloga clínica con 20 años de experiencia, ha notado un incremento en las consultas relacionadas con las aplicaciones de citas. Estos problemas van desde trastornos del sueño hasta ansiedad producida por el rechazo y el abandono.

Aplicaciones de citas como Tinder, Bumble, y Hinge se han convertido en una parte integral de nuestras vidas, a pesar de los problemas de salud mental que pueden causar. De hecho, la prevalencia de estas aplicaciones está aumentando exponencialmente. ¿Puede ser que el crecimiento de esta nueva forma de interacción social sea más importante que nuestro bienestar emocional?

Para entender completamente este fenómeno, debemos explorar los factores subyacentes a estas consultas. ¿Qué efectos tienen estas aplicaciones en nosotros? ¿Cómo afecta a nuestro cerebro el obtener un ‘match’?

Hace unos años, la atención se centraba en la adicción a sustancias como el cannabis. Sin embargo, la creciente prevalencia de las aplicaciones de citas ha hecho que los científicos comiencen a investigar los efectos de estas aplicaciones en nuestro cerebro. El profesor Elias Aboujaoude, de la Universidad de Stanford, sugirió que estas herramientas podrían ser adictivas, ya que proporcionan un subidón similar al de una droga cuando se recibe un ‘like’ o un ‘match’.

Los efectos de un match en nuestra autoestima y autoimagen son evidentes. Sin embargo, el impacto en nuestro cerebro es menos claro, aunque es probable que esté relacionado con la liberación de dopamina y otras sustancias hormonales en nuestro sistema de recompensa.

El sistema de recompensa es una parte del cerebro asociada con el placer y la repetición de comportamientos. Se ha demostrado que se activa no solo cuando experimentamos placer, sino también en anticipación a este. Esta anticipación es particularmente intensa en el contexto de las relaciones románticas, debido a su importancia para nuestra supervivencia.

Pero, ¿existe realmente la adicción a los ‘matches’? El hecho es que necesitaríamos datos objetivos sobre la cantidad de matches y su relación con otras variables demográficas y clínicas para responder a esta pregunta con certeza. Desafortunadamente, no todas las aplicaciones de citas hacen pública esta información.

Por ejemplo, Tinder ha registrado más de 70.000 millones de matches desde su creación. Además, un informe de la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) de 2019 encontró que uno de cada diez españoles utiliza regularmente aplicaciones de citas, y que uno de cada tres de estos usuarios es adicto.

Dado estos datos, parece plausible que exista una adicción a los matches. Además, se ha demostrado que desinstalar estas aplicaciones puede causar síntomas de abstinencia similares a los asociados con el desenganche de sustancias como la cocaína.

Por otro lado, recibir un ‘unmatch’, o rechazo explícito después de haber obtenido un match, puede tener efectos devastadores en la autoestima y la imagen de uno mismo. Se ha demostrado que el rechazo y el abandono activan áreas específicas del cerebro relacionadas con experiencias de rechazo en la infancia.

En situaciones en las que no se recibe ni un match ni un unmatch, la ansiedad anticipatoria provocada por la incertidumbre puede ser especialmente incapacitante.

A pesar de estos riesgos, es posible recuperarse de la adicción a los matches. Las expectativas, la experiencia previa, el nivel de autoestima y ciertos rasgos de personalidad juegan un papel importante en el manejo de esta adicción. Establecer límites de tiempo para usar la aplicación, bajar las expectativas en cuanto a las citas, fomentar conversaciones genuinas y significativas, y hablar con amigos de confianza sobre las experiencias con la aplicación pueden ser estrategias útiles.

En última instancia, si estas estrategias no son suficientes para proteger la salud mental, buscar ayuda psicológica puede ser la mejor opción.

La Profesora María J. García-Rubio de la Facultad de Ciencias de la Salud de la Universidad Internacional de Valencia, que ha investigado estos temas, enfatiza la necesidad de adaptar nuestro sistema nervioso a esta nueva forma de relacionarnos. Por lo tanto, es esencial que se realicen más investigaciones en este campo en rápido crecimiento.

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